Ni me entero

Tengo a mi Bichito malita, ha pasado los dos últimos días con 39º de fiebre y esta noche no ha sido diferente. Mi Pequeñín pasó una semana horrorosa lo que al sueño se refiere y la noche del sábado al domingo pasamos una de las peores noches que se recuerdan en nuestra casa. Apenas pegamos ojo, si no era uno, era otro y si no, los dos a la vez. Lloriqueos, teta, grititos, teta, Mamá no quiero dormir, Papá pis, hasta 4 veces hizo pis!!! Entre tanto despertar a las 7 decidieron que no dormían más y no hubo manera de convencerles.

Mi marido que es de mucho dormir y que el pobre no descansó por la noche, se levantó de un humor de perros y no cambió la cara hasta ayer. Yo, que soy de poco dormir, estaba de una mala leche que no veas, pero ya que había uno más enfadado que otro, preferí no chinchar mucho e intentar pasar el domingo lo mejor posible. Me costó una barbaridad que mi Pequeñín se durmiera la siesta de la mañana, pero cuando se durmió empalmó ambas siestas y descansó casi 4 horas. Mi marido se echó a la misma hora que mi Bichito, pero ella se despertó antes con 39º de fiebre.

Y desde entonces está en casita, pero en vez de estar mala, está como una rosa, un poco ñoña, pero con fiebre. Juega, salta, brinca, ríe y de pronto le cae una lagrimilla y al darla un beso notas que tiene fiebre. Es una suerte que dentro de su proceso vírico no se encuentre como un trapito. Ambos tosen y mucho, pero mi Pequeñín está aguantando y todavía la fiebre no ha hecho aparición.

De tanto trajín y tantas malas noches yo he ido acumulando tanto cansancio que cuando me dormí anoche podría haberme pasado un camión, que no me habría despertado. Y es que a eso de las 2:00 mi marido me ha traído a mi Pequeñín para que le diera el pecho y os prometo que a mi marido cuesta mucho despertarle, por lo que mi Pequeñín debía de llevar un buen rato lloriqueando y llamándome. Por lo visto, mi Bichito ha tenido fiebre a las 5 y como está bastante ñoña, otras dos veces más en la noche ha reclamado a su padre. Y yo ni me he enterado de nada, sólo de dar el pecho a mi Pequeñín cuando mi marido me lo ha traído, pero de nada más.

A las 6:30, cuando yo estaba arreglándome para irme a trabajar, se han despertado los dos con una juerga que no veas y ahí les he dejado con su padre, disfrutando de los primeros momentos del día con unas tremendas ojeras y unos ojitos rojos del cansancio.

Necesitaba descansar y esta noche lo he conseguido. Gracias Ale por cuidar de nuestros hijos y dejarme dormir esta noche.

Y a vosotros, ¿hay veces que vuestro cuerpo os dice hasta aquí?