lunes, 29 de febrero de 2016

Dos opciones

Existen muchas opciones de tomarse las cosas, muchísimas, dependiendo de a qué persona le ocurra e incluso siendo la misma persona, dependiendo de cómo te encuentres en ese momento.

Llevamos 2 meses de año y a mí se me ha roto el móvil, se me ha roto el coche y se me ha roto la ligamentoplastia de la rodilla derecha y no exactamente en ese orden, por desgracia. Podríamos decir que no ha empezado el año con buen pie, ¿o sí?

Este fin de semana se me ha roto el móvil. La verdad que con el número de veces que se me cae al suelo, no entiendo cómo me ha durado año y medio. Lo peor que no consigo entrar en él, porque se trata de la pantalla, y no puedo recuperar la documentación guardada en la memoria del teléfono. Por más que lo conecto al ordenador, si no meto el patrón de desbloqueo (que no puedo porque la pantalla no funciona), no puedo acceder a él. Una putada, sí, sobre todo porque tenía las fotos de carnavales de los niños y las de mi cumple, pero qué vamos a hacerle. Y aquí estoy, esperando que llegue mi móvil nuevo, baratito, por supuesto, porque seamos realistas, con las manos que tengo, este último era el móvil que más me había durado.

La semana pasada me entregaron mi coche nuevo, regalo de cumple, porque mi preciado coche, aquel que era de mi marido cuando era soltero, que tenía más de 17 años, no pasó la ITV. Había dos opciones, o arreglarlo y era bastante caro o comprar otro y aprovechar la ayuda del gobierno. Y me han regalado el coche más barato del mercado y estoy encantada, los niños también, porque blanquito (como lo han bautizado los niños) nos lleva, nos trae y nos hace el servicio estupendamente.

Y, por último, el jueves me operan. Llevo mes y medio con muletas, por normal general con una, que me sostiene por si me falla la rodilla, esperando a que llegara el día de la operación. Estoy cansada, sí, porque es una coñazo estar con la muleta y los niños y no poder hacer una vida normal. Podría haberme deprimido pensando en lo que se nos viene encima, pero decidí tomármelo por el lado bueno. Ya no podía patinar, ya no podía esquiar, tirarme al suelo me costaba bastante, me fallaba en muchas ocasiones y ya la rodilla no me permitía hacer ciertas cosas con los niños. Así que en vez de pensar en tener que pasar por una operación y una rehabilitación, que es lo más jodío, decidí tomármelo por el lado bueno, porque después iba a tener una rodilla estupenda, con la que saltar, con la que correr, con la que patinar y con la que esquiar con mis hijos, entre otras muchas cosas. Ya no voy a ser la que espera mientras mira, sino que voy a recuperar mi rodilla y podré hacer todas esas cosas que ahora no puedo por miedo a hacerme daño, formaré parte de ello.

Hace 10 años me operaron de una rotura del ligamento cruzado anterior. En estos años se ha ido elongando y el pasado 16 de enero se me rompió poniendo el pie en la nieve. No se me fue la rodilla, ni me escurrí, simplemente apoyé, hice fuerza y sonó crack. La resonancia además advierte que hay cambios postquirúrgicos y que el menisco derecho también está tocado. Así que ya que me opero, me arreglan la rodilla entera y me quitaran estos dolores, que últimamente, no son pocos.

Es complicado, sólo pensarlo me da bastante vértigo y me pregunto cómo conseguiremos apañarnos. Mi marido es una gran padre, un estupendo amito de su casa y sé que puede con eso y más, pero también sé que será muy difícil, la casa, los niños, el colegio, las actividades, yo, etc, etc, etc. Preferí no pensar demasiado en ello mientras esperaba a que llegara el día, pero tengo que reconocer que a escasos tres días, se me hace bastante cuesta arriba. Todo irá bien, lo sé, contamos con familiares y amigos que seguro que nos echaran una mano y mis niños me han ayudado mucho estas semanas.

Así que podría decir que este año no ha comenzado demasiado bien, pero prefiero ser posivita y pensar que vaya peazo de comienzo de año: coche nuevo,  móvil nuevo y el jueves, ligamento nuevo.

Aunque nos quedan meses muy difíciles, la rehabilitación de un ligamento es dura y larga, pero estoy segura de que merecerá la pena.

Yo tenía dos opciones de ver las cosas y decidí ser optimista y tomármelas por el lado bueno.

Y tú, ¿optimista o pesimista?