miércoles, 14 de diciembre de 2016

Hubo un tiempo...

Hubo un tiempo... En el que este blog se escribía práctimente solo, en el que se agolpaban los post en mi cabeza uno detrás de otro, en el que sentía la necesidad de escribir y de compartir con todas aquellas personas que quisieran leer, lo que ocurría en mi mundo, pensaba o acontecía en mi día a día. Pero ese tiempo pasó y aunque a veces siento la llamada, no es tan fuerte como para sentarme diariamente y volver a las andadas.

Hubo un tiempo... En el que escribir ciertos post me servían de terapia, para ordenar mis ideas, para sacar de dentro ciertos sentimientos que tenía a veces ocultos, a veces escondidos, a veces dormidos. Pero ese tiempo ya pasó, aunque últimamente afloran algunos que me gustaría compartir sin que nadie me mirara a los ojos mientras lo hago.

Hubo un tiempo... En el que utilicé este blog para beneficiarme de una forma u otra, en el que hice publicidad y probé productos que las marcas me mandaban para que explicara si nos había gustado o no. Pero ese tiempo ya pasó y aunque a diario sigo recibiendo esos correos, aún habiendo en el último año sólo escrito 5 post, he preferido desvincularme de esta práctica, aunque nunca se sabe.

Hubo un tiempo... En el que respondía cada correo, cada comentario, cada palabra porque me sentía en deuda con todas aquellas personas que me leían y dedicaban aunque sólo fuera un instante de su vida para pensar en mí. Pero ese tiempo ya pasó y dejé de contestar comentarios y correos porque muchos eran de publicidad y de spam y llegó un momento que me llevaba muchísimo tiempo y empecé a agobiarme.

Hubo un tiempo... En el que pensé cerrar el blog, en el que pensé en dejar de pagar el dominio y eliminarlo por completo, pero de vez en cuando recibo un mensaje de alguien que me agredece que compartiera aquella experiencia, dado que se encuentra en la misma situación y leerme le ha ayudado mucho o gente que me deja un mensaje porque quiere saber cómo estoy o gente que le apena entrar en mi blog y que siga la misma entrada de hace seis meses.

Hubo un tiempo... En el que dejé de sentir la necesidad de escribir y compartir. Pero ese tiempo ya pasó. No sé cuanto, no sé cuando, no sé el qué, pero hoy he sentido esa necesidad y aquí estoy de nuevo.


viernes, 10 de junio de 2016

Cada día te echo de menos

Hoy me levanto feliz, como cada día de mi vida, con mis hijos, mi rutina, mi día a día.

Me levanto antes de la cuenta, desayuno, actualizo el archivo con las nuevas entradas semanales de la economía familiar. Canija se despierta pronto, así que mientras la doy el pecho como cada mañana, sigo introduciendo asientos y juego con sus manos. Después se despierta Pequeñín y aprovecho para hacerles el desayuno, levantar a Bichito y preparar todo para ir al cole y a mi rehabilitación.

No me percato en el día de hoy, no sé casi ni en qué día vivo, hasta que leo un comentario de mi madre en su Facebook que cuenta lo mucho de menos que echa a su madre. Entonces todo mis sentidos se activan, mi corazón me da un vuelco y me doy cuenta que hoy hace 11 años que murió mi padre y 25 años mi abuela. Y entonces mis ojos se llenan de lágrimas, cómo pasan los años y cómo os echo de menos. 

Qué pena tan grande me da ahora pensar en mis hijos, en lo que perdió mi padre, en lo que se están perdiendo mis hijos. 

Muchas gracias hijos míos, que me ayudáis a que cada día me levante feliz, hubo un tiempo en el que dolor no me lo permitía. Muchas gracias por preguntarnos por vuestros abuelos, por echarlos de menos aún sin haber vivido con ellos. Muchas gracias por ver parte de él en vosotros y así mantenerlo vivo, sois su legado, en parte su imagen, en algunas cosas su personalidad. 

Y aunque hoy es una fecha señalada, hoy no te lloro ni me acuerdo más que ayer, sino que cada día nos acordamos de ti, papá,  y hablamos muchos días de la desgracia de haberte perdido antes de tiempo. 

El miércoles hablaba con tus nietos porque me preguntó Pequeñín que si a su papá todavía le quedaba mucho para morirse y yo le contesté que sí y que ojalá tengan la suerte de no perderlos tan pronto como nos pasó a nosotros. Y les expliqué lo mucho que te quería y que tú eras el hombre que más me ha querido, dado que él todavía era un niño. Entonces él  me dijo que su papá me quería más y entramos en la explicación del amor al prójimo, a tu compañero, a tus hijos, a tus padres. 

Te quiero mucho, muchísimo, te echaré de menos cada día de mi vida, cada paso adelante será un paso sin ti, pero adelante, porque por suerte ya siempre miramos hacia delante. Somos una familia maravillosa, estarías orgulloso. 

TE QUIERO, 
Tu niña 

lunes, 29 de febrero de 2016

Dos opciones

Existen muchas opciones de tomarse las cosas, muchísimas, dependiendo de a qué persona le ocurra e incluso siendo la misma persona, dependiendo de cómo te encuentres en ese momento.

Llevamos 2 meses de año y a mí se me ha roto el móvil, se me ha roto el coche y se me ha roto la ligamentoplastia de la rodilla derecha y no exactamente en ese orden, por desgracia. Podríamos decir que no ha empezado el año con buen pie, ¿o sí?

Este fin de semana se me ha roto el móvil. La verdad que con el número de veces que se me cae al suelo, no entiendo cómo me ha durado año y medio. Lo peor que no consigo entrar en él, porque se trata de la pantalla, y no puedo recuperar la documentación guardada en la memoria del teléfono. Por más que lo conecto al ordenador, si no meto el patrón de desbloqueo (que no puedo porque la pantalla no funciona), no puedo acceder a él. Una putada, sí, sobre todo porque tenía las fotos de carnavales de los niños y las de mi cumple, pero qué vamos a hacerle. Y aquí estoy, esperando que llegue mi móvil nuevo, baratito, por supuesto, porque seamos realistas, con las manos que tengo, este último era el móvil que más me había durado.

La semana pasada me entregaron mi coche nuevo, regalo de cumple, porque mi preciado coche, aquel que era de mi marido cuando era soltero, que tenía más de 17 años, no pasó la ITV. Había dos opciones, o arreglarlo y era bastante caro o comprar otro y aprovechar la ayuda del gobierno. Y me han regalado el coche más barato del mercado y estoy encantada, los niños también, porque blanquito (como lo han bautizado los niños) nos lleva, nos trae y nos hace el servicio estupendamente.

Y, por último, el jueves me operan. Llevo mes y medio con muletas, por normal general con una, que me sostiene por si me falla la rodilla, esperando a que llegara el día de la operación. Estoy cansada, sí, porque es una coñazo estar con la muleta y los niños y no poder hacer una vida normal. Podría haberme deprimido pensando en lo que se nos viene encima, pero decidí tomármelo por el lado bueno. Ya no podía patinar, ya no podía esquiar, tirarme al suelo me costaba bastante, me fallaba en muchas ocasiones y ya la rodilla no me permitía hacer ciertas cosas con los niños. Así que en vez de pensar en tener que pasar por una operación y una rehabilitación, que es lo más jodío, decidí tomármelo por el lado bueno, porque después iba a tener una rodilla estupenda, con la que saltar, con la que correr, con la que patinar y con la que esquiar con mis hijos, entre otras muchas cosas. Ya no voy a ser la que espera mientras mira, sino que voy a recuperar mi rodilla y podré hacer todas esas cosas que ahora no puedo por miedo a hacerme daño, formaré parte de ello.

Hace 10 años me operaron de una rotura del ligamento cruzado anterior. En estos años se ha ido elongando y el pasado 16 de enero se me rompió poniendo el pie en la nieve. No se me fue la rodilla, ni me escurrí, simplemente apoyé, hice fuerza y sonó crack. La resonancia además advierte que hay cambios postquirúrgicos y que el menisco derecho también está tocado. Así que ya que me opero, me arreglan la rodilla entera y me quitaran estos dolores, que últimamente, no son pocos.

Es complicado, sólo pensarlo me da bastante vértigo y me pregunto cómo conseguiremos apañarnos. Mi marido es una gran padre, un estupendo amito de su casa y sé que puede con eso y más, pero también sé que será muy difícil, la casa, los niños, el colegio, las actividades, yo, etc, etc, etc. Preferí no pensar demasiado en ello mientras esperaba a que llegara el día, pero tengo que reconocer que a escasos tres días, se me hace bastante cuesta arriba. Todo irá bien, lo sé, contamos con familiares y amigos que seguro que nos echaran una mano y mis niños me han ayudado mucho estas semanas.

Así que podría decir que este año no ha comenzado demasiado bien, pero prefiero ser posivita y pensar que vaya peazo de comienzo de año: coche nuevo,  móvil nuevo y el jueves, ligamento nuevo.

Aunque nos quedan meses muy difíciles, la rehabilitación de un ligamento es dura y larga, pero estoy segura de que merecerá la pena.

Yo tenía dos opciones de ver las cosas y decidí ser optimista y tomármelas por el lado bueno.

Y tú, ¿optimista o pesimista?

jueves, 14 de enero de 2016

Prolapso de Vejiga: Terapia Electromagnética

Han pasado muchos meses desde la última vez que escribí sobre este tema. Me habría gustado seguir haciéndolo, sobre todo porque en los últimos meses la mayoría de las consultas que llegan a mi correo del blog es sobre este tema.

Por si alguien llega directamente a este post y quiere leer más sobre mi experiencia sobre el prolapso de Vejiga, en el blog habilité una pesataña que se llama Suelo Pélvico, dónde podéis leer varias entradas. La última que escribí fue sobre la Terapia Manual, por lo que hoy voy hablaros de la Terapia Electromagnética.

La Terapia Manual me ayudó mucho, no sólo a aprender correctamente los ejercicios, sino que eliminó mis contracturas en toda la zona. Sin embargo, mi tono muscular no era suficiente, seguía teniendo pérdidas y dolor. Así que tocaba reforzar los ejercicios con terapia electromagnética. ¿Y en qué consiste una terapia electromagnética? Consiste en un aparato electrónico para producir diferentes intensidades sobre unos electrodos o sondas vaginales. En mis sesiones, utilicé tanto los electrodos exteriores como diferentes sondas vaginales interiores. Se trabaja de forma distinta si se hace interior o exteriormente, pero ambas refuerzan los múltiples ejercicios para el suelo pélvico.

Este tipo de máquinas reflejan la intensidad, resistencia y coordinación de tu musculatura. En mi caso la potencia era buena, la resistencia regular, pero la coordinación para ajustarme a los ejercicios, no tanta. Hacía diagramas en forma de pico, es decir, con forma de montaña, haciendo contracciones rápidas controladas, contrayendo poco a poco aumentando la intensidad y relajando también despacio; o de rectángulo, haciendo contracciones largas, contrayendo rápidamente, aguantando durante x segundos y relajando rápidamente. Poder visualizar mis ejercicios en un monitor fue muy revelador y me ayudó a controlar mis movimientos, mi fuerza y ver muchos de mis defectos. Lo peor para mí siempre ha sido relajar y la mayor parte del día me encuentro contraída, de ahí que sufra dolor pélvico en numerosas ocasiones y alguna que otra pérdida. Fue una pena que durara tan poco, creo que fueron 10 semanas, 2 sesiones semanales, pero llegar a tener un relativo buen tono muscular.

Pelvix Concept
Cuando mi especialista de suelo pélvico me reconoció de nuevo, yo había mejorado bastante: de un prolapso de vejiga de tipo II, estaba en uno de tipo I. Así que me recomendó seguir haciendo mis ejercicios diarios y me mandó un aparato, parecido a la idea de las bolas chinas pero muy diferente, con una forma anatómica, para que me pusiera en casa y nos volveríamos a ver en 6 meses. Me recomendó que me lo pusiera sin los pesos, 2 veces al día, 10 minutos mientras me movía por mi casa y también cuando hacía mis ejercicios.

Lo intenté, pero no pude, me dolía el simple hecho de ponérmelo. Cierto es que mi suelo pélvico lo aguantaba perfectamente los 10 minutos mientras hacía la cena o deambulaba de un sitio a otro, pero notaba molestia, y al final decidí dejar de ponérmelo.

6 meses después, yo había pasado por una mudanza y en la vorágine de aquellas semanas, me olvidé de mis ejercicios, de ponerme mis bolas terapéuticas y me planté de nuevo en la consulta con el suelo pélvico deteriorado. Eso sí, mis escapes ya nada tenían que ver con los de mi primera consulta, ni tampoco mi aptitud, me intento anticipar a los esfuerzos contrayendo mi suelo pélvico y evitando así los odiosos escapes. Peeeeeeeeeeero si corría detrás de los niños o subía las escaleras, no podía evitarlos y eso seguía minando mi estado anímico, aunque tampoco hacía mucho para evitarlo, a quien vamos a engañar.

Cuando le expliqué al doctor que no había podido ponerme las bolas terapéuticas porque me producían dolor y hacer así gimnasia involuntaria, me examinó y me dijo que tenía el cuello del útero torcido y por eso me molestaba, así que lo descartamos como fisioterapia.

Sí que en dos años había evolucionado mucho, había pasado de cistocele de grado II a grado I, había aprendido técnicas que me ayudaban a fortalecer mi suelo pélvico y ejercicios que me ayudaban en mi día a día, hipopresivos, Kegel. Lo malo, mi falta de constancia. Estoy segura que si hubiera sido más constante habría mejorado muchísimo más. Antes se creía que la musculatura del suelo pélvico una vez que se perdía no se recuperaba, pero en las mujeres jóvenes como yo, los fisioterapeutas han visto que sí se recupera parte de la musculara y que mejora. Pero repito, con constancia.

Recibo muchos correos de mujeres en situación muy parecida a la mía, a las que he ido respondiendo en la medida de mis posibilidades y mi mayor consejo es que busquen un buen especialista y que sigan ciertas pautas que mejorarán su musculatura y, por tanto, su día a día:

  • Anticípate a los esfuerzos. 
  • Hipopresivos tumbada, rodillas flexionadas y brazos flexionados con palmas mirando hacia el techo, como si quisieras empujarlo. Inspira, echa todo el aire y sin nada de aire mete la tripa hacia dentro, como queriendo llegar con el ombligo hacia la espalda, haciendo con la musculatura como si te subieras la cremallera de un pantalón. Aguanta lo máximo posible, coge aire y descansa. Lo suyo sería aguantar unos 20 segundos sin respiración y con la tripa metida. Yo llego a 15. Este ejercicio viene fenomenal para quitar presión abajo y descongestionar toda la zona pélvica. 
  • Ejercicios de Kegel: contracciones rápidas y largas.
  • Sé constante y no lo dejes, hazlo a diario, porque se nota. 
Después de aquella revisión he tenido otra hace poco en la que estuve haciendo mis ejercicios, aunque menos de lo que debería. Pero eso ya os lo contaré en otro post.

Y vosotras, ¿cómo habéis incluido vuestros ejercicios de suelo pélvico en vuestro día a día? ¿Habéis notado mejoría?

lunes, 4 de enero de 2016

Sé Feliz

               24 Horas al día
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                 7 Días por semana
          x
               12 Meses al año
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  Total 2016 Felicidades!!!!