Hay días en los que no puedo más

Se me hacen muy cuesta arriba los días. Ya desde que me levanto, lo hago cansada. No duermo bien y encima me paso toda la mañana con náuseas. Estoy pendiente todo el rato del reloj porque necesito irme a casa, lo necesito de verdad. Arrastro mis pies a lo largo de todo el día en el trabajo y bostezo una 50 veces en toda la mañana. Estoy cansada, agotada y a veces pienso que no puedo más.

Ayer fui a recoger la analítica del primer trimestre. Todo correcto y bien. Así que aproveché para preguntarla por qué me había dicho que tenía que abandonar la lactancia. Me dijo que el esfuerzo físico que supone un embarazo es muy grande y que si además le unes el esfuerzo de una lactancia, estaré muy cansada, agotada. Pensé que esta no era una buena excusa para decirme que tenía que abandonar la lactancia. Quizá debería de haberme dicho que tuviera en cuenta que iba a estar más cansada por la lactancia y que quizá y dependiendo de cómo yo me encontrara, debía de pensar en destetar a mi hija. Pero directamente decirme que debía abandonarla, no me pareció muy bien.

La dije que me mareaba, que tenía náuseas y que me dolían mucho los riñones. Todas esas molestias son normales durante el embarazo, que me llevaría el tocólogo y la matrona. Adiós muy buenas.

Así que este fue mi breve encuentro con mi médico de cabecera y espero que ya no tenga que verla hasta dentro de bastante. Ojalá que mi tocólogo sea alguien majo, porque con la suerte que tengo...

Salí del médico y eché gasolina. Como la gasolinera está cerca del centro comercial, fui a comprar el regalo que mi madre le iba a hacer a mi marido. Cuando llegué a casa eran las 16:30 y me iba arrastrando. Entre mi marido y yo dimos de merendar a mi bichito y luego me quedé en el sofá doblando ropa. No podía apenas levantarme de lo que me dolían los riñones. Así que me quedé en el sofá y ya al final de la tarde bajé con mi bichito a la piscina. De verdad que no podía levantar los pies más de dos dedos del suelo. Estaba agotada.

Cuando subí mi marido tuvo que bañarla como lo ha tenido que hacer las últimas dos semanas. Yo me encargaba de eso, yo la bañaba, la daba la cremita, la ponía su pijama, luego la daba de cenar, el pecho y a la cama. Pero ya no puedo ni eso. Me cuesta agacharme, me cuesta cogerla en brazos. Ya no puedo cuidar de mi pequeña. Así que me dio la llorera. Me habré equivocado, me tenía que haber esperado. Yo no imaginaba que me iba a encontrar así de mal, que no iba a poder cuidar de mi pequeña, que apenas iba a poder estar con ella porque me cuesta cogerla, me cuesta agacharme, joder, que me cuesta casi hasta respirar.

Quizá debería de haber esperado y lo he precipitado todo. Me da mucha pena, porque yo lo que más quiero es a mi pequeña y no puedo ocuparme como debería de ella. Y ella me necesita y mucho. Necesita a su mamá cada día, necesita que juegue y que tenga buen carácter. Pero estoy tan cansada que estoy hasta seria y yo soy una persona muy risueña. Así que estoy un poco triste y con muchas ganas de llorar. Necesito que este cansancio se me pase pronto y pueda disfrutar con ella cada día como antes.

Si pudiera cambiaba de semana mis vacaciones a la siguiente, porque realmente lo necesito. Seguro que de vacaciones todo será un poco más fácil, porque si estoy cansada, puedo tumbarme cuando ella se echa la primera siesta.

Menos mal que mi marido está de vacaciones. Tiene mucho más trabajo con la niña que nunca. Se ocupa de ella por la mañana y ahora también por la tarde. Encima está alisando el suelo de la terraza y lo lleva demasiado despacio, no le dejamos tiempo para nada y encima yo me siento mucho más culpable.

Necesito unas vacaciones o por lo menos que llegue ya el fin de semana para quedarme en casa y descansar.

Por cierto, hoy por fin he podido darla el pecho derecho de forma correcta, la herida casi está curada del todo y no me ha hecho daño.