Este post quería haberlo escrito hace mucho tiempo, pero quería haberlo hecho bien, que no se me olvidara ni un solo detalle. Despacio y con buena letra, como tienen que hacerse estas cosas tan importantes. Pero el tiempo, mejor dicho, el poco tiempo no me lo ha permitido y no voy a dejar que pase mucho más antes de contaros mi experiencia.
La lactancia en el embarazo me resultó muy difícil, muchísimo. Me quedé embarazada cuando mi Bichito tenía un año y enseguida el pecho resultó un problema. En aquel entonces mi Bichito hacía dos tomas entre semana, una después de merendar y otra después de cenar, y en los fines de semana añadía una toma más por la mañana.
Al principio, en el primer trimestre, la sensibilidad en los pezones era tal, que me dolía mucho cada vez que mamaba. Además la salieron los dientes y hubo alguna vez que me hizo heridas. No os podéis imaginar el dolor que pasaba en cada toma. Muchas fueron las veces en las que me planteé destetarla, pero me parecía muy injusto. La producción había bajado, el sabor hacía cambiado y aún así ella seguía mamando y compartiendo conmigo esos momentos únicos. Así que aguanté y seguí dándola el pecho.
Creo que la primera que se dio cuenta de que estaba embarazada fue mi Bichito, porque notó el cambio de sabor de la leche y estuvo unos días mamando un poco raro y menos tiempo. Se acostumbró a ello y pudimos continuar la lactancia. Así que si ella se había esforzado, ¿por qué no lo iba a hacer yo?
No sé en qué momento dejó de dolerme para empezar a darme repelús. No lo recuerdo, pero pasó y me costó mucho contarlo y compartirlo. Me sentía fatal, ¿cómo podía darme cosa darle el pecho a mi hija? Había veces que tenía que apartarla porque no lo aguantaba, tenía ganas de gritar, de apretujarla y no lo podía evitar. Eran sentimientos contradictorios, porque mi cuerpo me rechazaba dar el pecho a mi propia hija, pero mi cabeza no quería. Había días en los que salía de la habitación con muy mala leche, cabreada y muy malhumorada. Como enfadada con ella, pero la pobre no tenía ninguna culpa. Mi marido era entonces mi apoyo, me intentaba tranquilizar e iba con ella para ayudarla a dormir, si no lo había hecho yo ya. De verdad que lo pasaba fatal al llegar la noche y tener que darla el pecho, no podía evitar ese repelús y me lo reprochaba a mi misma. La toma de la tarde no era así, no sentía ese desasosiego. Fueron momentos duros, durísimos.
Un día decidí contarlo en el blog y tuve la suerte de que alguien que lo leyó me habló sobre la agitación del amamantamiento y sentí algo de alivio. No porque a alguien más le había pasado lo mismo, sino que yo no era tan rara, tan mala madre como me sentía. Gracias a esto, leí que muchas especies animales cuando están embarazadas rechazan dar el pecho a sus crías y que eso también nos sucede a algunas de nosotras. Yo no llegué a tener sentimientos tan negativos, pero sí que me incomodaba ese repelús hacia mi propia hija.
Durante el embarazo la producción de leche fue cayendo en picado, cada vez menos. Tuvimos algunos momentos duros en los útlimos meses, sobre todo por el cambio del sabor de la leche y porque me hacía mucho daño por hipersensibilidad en los pezones.
Por riesgo de parto prematuro, también estuve poniéndome utrogestan (progesterona), que se libera por la leche, por lo que cambió su sabor. Aún así, el tesón de mi Bichito fue tal, que aunque estuvo unos días tomando chupitos nada más y que yo creía que iba a desetarse, se acostumbró poco a poco y siguió tomando el pecho y con el mismo entusiasmo que antes.
Hubo momentos en los que el dolor parecía insoportable, en los que darle el pecho no resultaba placentero, ni para ella ni para mi. Sin embargo, ella jamás tiró la toalla, ¿cómo podía tirarla yo? Ella estaba haciendo mucho esfuerzo para aguantarme, para seguir mamando, para poder compartir juntas esos momentos tan bonitos. Para mi tenerla en mi regazo, mirarla, ver sus ojos marrones enormes mirarme, me parecía maravilloso. Pero cuando mamaba veía las estrellas.
Alguna vez lloré, lloré de impotencia, de rabia, de no poder controlar mi propio cuerpo. Me sentí pequeña y un poco inútil, pero seguí intentándolo por ella, por mi, por ambas. Y lo conseguimos, seguimos adelante y estuvo mamando cada día hasta que nació su hermano. Fue duro para las dos, pero lo conseguimos juntas y estoy orgullosa de ambas.
Como cada momento de su vida la voy acompañando y guiando en sus decisiones, y su decisión fue continuar la lactancia, aún resultándole tanto o más duro a ella que a mi, pero siguió. Y al final del todo del embarazo empezé a tener un poco más de leche y a no molestarme tanto. Disfrutamos de nuevo juntas y compartimos nuestros últimos momentos a solas, porque a punto estaba de entrar en nuestra vida mi Pequeñín y a la pobre le quedaba lo más duro en su vida hasta el momento, compartir su bien más preciado. Lo que durante 20 meses había sido para ella sola, lo que había disfrutado cada día de su vida junto a mi, por lo que había luchado con tanto tesón y ahínco, esos momentos ya no iban a ser para ella sola y eso fue un duro golpe para ella.
A día de hoy llevamos casi 2 años de exitosa lactancia materna, a falta de 6 días para completarlos, con nuestro momentos buenos como duros. Y me emociono contando estos momentos tan íntimos nuestros. Y porque no cambiaría ningún instante de los que he pasado con ella disfrutando y compartiendo a su lado. Porque siento que he de darle las gracias por aguantar, por ser más borrica que yo, por querer algo con tanta pasión como para aguantar aquellas tomas en las que su madre se ponía nerviosa. Siento que tengo que pedirla perdón y darle las gracias por ser como es, por hacerme sentir la mamá más afortunada del planeta. GRACIAS MI BICHITO!!!
A falta de 6 días por completar los 2 años, los que recomienda la OMS, la AEPED, sé que ella seguirá más. No sé cuanto, pero desde luego que ha luchado mucho como para perderlo y eso que tiene que compartirlo y lo hace con dulzura, con amor. Seguimos teniendo nuestros momentos a solas y su lactancia sigue siendo complicada.
Pero esto os lo contaré otro día...
Suu, suelo pasarme por aquí de vez en cuando, pero pocas veces escribo...pero hoy me has emocionado, has hecho una entrada preciosa. Enhorabuena a las dos por vuestro esfuerzo y por todos esos ratitos tan íntimos que habéis compartido. Felicidades por adelantado por esos 2 añitos que hace pronto! Saludos.
ResponderEliminarFelicidades por conseguir vencer todos los obstáculos y por esos casi dos años de lactancia!
ResponderEliminarQue entrada más bonita Suu, felicidades a las dos porque esto ha sido posible gracias a vuestro esfuerzo y vuestro tesón, eres un ejemplo para mí. Una de las cosas que más me preocupa de quedarme embarazada es no ser capaz de seguir dando de mamar a la gordi, ella aún lo necesita bastante y para mí también es importante, solo espero que si me quedo embarazada y la gordi sigue queriendo mamar poder ser capaz de seguir. Te pediré muchisima ayuda, que entrada más bonita. Un besazo
ResponderEliminarOhhh!!! Me ha encantado la entrada, como describes tus sentimientos y el esfuerzo de ambas por seguir luchando por algo tan bonito como la lactancia!!!
ResponderEliminarDebiste pasar por momentos muy duros, al igual que ahora que tambien debes pasar por algun que otro bachecito, pero piensa en la recompensa y en esa mirada de tus pequeños cuando te miran mientras estan en tu regazo mamando!
Muchos besoss guapa!!!
Qué entrada más bonita. Es muy duro lo que cuentas y mucho lo que has puesto para seguir adelante y luchar contra lo que te pedía tu cuerpo. Yo siempre digo que tan válida es una decisión como otra (destetar o seguir amamantando) pero, en tu caso, veo que tenías clarísimo que querías respetar los deseos de tu peque y ella tenía clarísimo que quería seguir mamando.
ResponderEliminarMe gusta tu entrada porque es sincera y dulce, porque me parece una manera muy bonita de "desnudar" tu lactancia. Y también porque sirve para demostrar que, aunque no todo sea siempre un camino de rosas, la lactancia durante el embarazo es posible y factible si la madre y el niño quieren.
Y también me gusta porque demuestra que la lactancia es algo por lo que merece la pena luchar, no solo por su valor como alimento sino por su valor para reforazar el vínculo, el afecto, para consolar, para reconectar con tu bebé.
Lo que te pasó durante el embarazo es lo más normal del mundo. De hecho, lo extraño es lo contrario. He leído cientos de historias como la tuya y por eso todavía no me he decidido a ir a por el segundo pese a que mi gordo tiene ya 23 meses y yo no soy ninguna chiquilla.
ResponderEliminarNo sé si tendría tanto valor y tanta serenidad como tú para compaginar embarazo y lactancia...
Te he seguido durante todo este último embarazo y sé como fuiste pasando por todo, enhorabuena por la entrada tan bonita que has escrito hoy!,besos
ResponderEliminarMe gusta, una estrada de lucha y de superación, no solo por tu parte, si no par la de la pequeña, me alegro de que hallais vencido a las adversidades!
ResponderEliminarFuiste muy fuete para poder seguir con ello a pesar de todo lo que cuentas, bueno sobre todo porque estabas convencida de estar haciendo lo mejor. Yo no creo que hubiera seguido hasta el final, no soportaría pasarlo mal y culpar inconscientemente de ello a mi peque, o quizá sí, quien sabe!! las madres normalmente podemos con cosas que no hubiéramos imaginado.
ResponderEliminarMe alegro un montón que a pesar de los problemas lo hayais conseguido. Enhorabuena a las dos
ResponderEliminarTreintañera con hijo.
Preciosa narración del vínculo que has logrado crear con ella y felicidades por casi dos años de lactancia... Nos animas a otras que llevan menos a seguir adelante!!
ResponderEliminarUn besoooteee
Inma, gracias por pasarte y por emocionarte, yo lo estaba cuando lo escribía y ahora que lo he vuelto a leer, me he vuelto a emocionar. Muchas gracias.
ResponderEliminar@Mousikh, muchas gracias, ha sido gracias a ella, a mi Bichito.
María, muchas gracias, me alegro que te haya gustado. Siempre estaré aquí para ayudarte, cuenta conmigo. Ya verás como tu gordi sabrá adaptarse. Es duro, pero si ambas queréis, lo conseguiréis.
Gema, hubo momentos realmente duros, momentos que no se los desearía a nadie, pero lo pasamos juntas, juntas sufrimos y juntas lo conseguimos. Desde luego fue maravilloso la primera vez que se cogieron los dos a mi pecho, no puedes hacerte una idea.
Elo, si mi hija hubiera querido destetarse lo habría hecho, pero ver cómo lo intentaba día tras día, noche tras noche, con mis nervios, yo quitándole a veces el pecho, su tesón, sus ganas, su amor, su cariño. No podía hacerlo, no creía que fuera justo. Y sabes que seguimos teniendo problemillas, pero allí está cada día, esperando su ración y acostumbrándose al hecho de que no está sola, que tiene que compartirla. Yo creo que ella es una luchadora nata y a mi me ha enseñado a serlo. Tiene narices que con lo mayor que soy, mi hija me de una lección tan preciada y bonita.
Gloria, uff, pues yo no lo recuerdo con serenidad, sino todo lo contrario. Pero reconozco que es complicado compaginar ambas cosas, pero no imposible y muy reconfortante. Sentir cuando mi Pequeñín le daba una patada a su hermana mientras esta mamaba, era una de las cosas que más me gustaba y a ella le hacía gracia. Quizá cunado nació pensé "Este es el que me daba tantas patadas???", jajajajaja.
ResponderEliminarCartafol, fue muy duro, pero lo conseguimos. Gracias.
UnaMadreActual, creo que ella luchó más, es una luchadora nata y me hizo comprender que yo también tenía que hacerlo, por ella, por mi, por las dos.
MamaDeUnaBruja, yo creo que para saber como actuarás en cada situación hay que vivirla. Yo no me hubiera imaginado que algo así me iba a pasar, pero me pasó.
Treinteañera, muchas gracias!!!
WHERE IS MY BABY FROM?, muchas gracias y con tus palabras haces que me alegre un montón haberlo compartido con vosotros!!! Besos
Me ha encantado leer tu historia. Buff, tuvo que ser duro! cuanta constancia y amor la tuya y la de Bichito.
ResponderEliminarFelicidades por mantener la lactancia 2 años ;-)
Magia del momento, muchas gracias, me alegro que te haya gustado. Sí que hubo momentos muy duros, pero juntas los superamos. Gracias, dentro de nada llegaremos a los 2 años!!!
ResponderEliminarAnimo. http://creamomentos.blogspot.com/
ResponderEliminarUf! Suu, se me ha puesto la carne de gallina...
ResponderEliminarSolo puedo aplaudirte por ser tan valiente.
Valiente por todo, por seguir y luchar por ello y valiente por contarlo de una forma tan sincera.
Felicidades por tu honestidad. No es fácil enfrentarse a esos sentimientos y además compartirlo abiertamiente con los que pasamos por aquí a leerte.
No había oído hablar del agitamiento que comentas pero me lo creo, porque las hormonas son capaces de eso y de mucho más.
Que desagradable es no poder contralar nuestras emociones.
Sentir ese "rechazo" hacía tu hija cuando mamaba, por muy normal que te cuenten que es (que lo es) debe ser muy difícil de asimilar y duro.
Pero tu eres una campeona. Lo has demostrado a lo largo de estos dos años y para mí un ejemplo a seguir.
Querer es poder!
Feliciades a tí y a tu pequeña campeona, que también se lo merece, ella también ha debido de pasarlo regularcillo en algunos momentos.
Pero habéis demostrado lo fuertes que sois y lo unidas que estais.
Graciaspor el post. Realmente me ha emocionado.
Un beso muy gordo!