Agobiada

Uff, no doy más de sí. La semana pasada tenía un montón de cosas que hacer, pero como estuvimos en el hospital no pude hacer ninguna y pasaron las indispensables a esta semana.

El viernes nos vamos de vacaciones, la paternidad de mi marido que la coge ahora y hay que organizarlo todo. Además ya no vamos con un bebé, sino con dos. Total, que esto es un no parar. Las tomas de mi Pequeñín, las de mi Bichito, las veces que nos despertamos por la noche, el cansancio y ahora las mil cosas que tengo que hacer antes del viernes.

Para más inri hemos decidido poner aire acondicionado en toda la casa y lo van a dejar encauzado mientras nosotros estamos de vacaciones. Así mis hijos no están en casa cuando tiren los techos. Pero qué pasa, pues que hay que dejar todo apartado y con plásticos para que manchen lo menos posible. No damos a basto con todo lo que hay que hacer y con el poco tiempo que tenemos.

Además hoy mi marido va a una charla de la comunidad de Madrid en la guarde de mi Bichito de 17 a 19 y yo mañana tengo médico por la tarde para que me haga las recetas del yodo y el hierro y el viernes taller post-parto.

En fin, que estoy muy agobiada, cansada de dormir poco y un pelín irascible. Espero que se me pase camino a la playa.

Dentro de esas miles de cosas que tenía que hacer la semana pasada y que se han trasladado a ésta, era comprarme un bikini. El año pasado fui con bañador y la verdad es que era poco favorecedor. Tengo el peso de hace un año, no he mejorado, así que pensé en comprarme un bikini y me acordé del post de La Teta Reina del verano pasado y fui a la misma tienda, porque, seamos sinceros, estas tetas no entran en cualquier sitio.

Y vamos que si no entran, una 100 copa E. Sí, sí, habéis leído bien, copa E. De mi 90-95 C a una 100E, qué barbaridad!!! Lo único bueno que tiene esto es que aunque el bikini me queda como el culo, la gente cuando me ve sólo puede mirarme a las tetas, porque es que son de impresión. Qué exageración, por amor de Dios, con lo a gusto que estaba yo con dos tallas menos y dos copas menos. En fin, una se deprime un poco, pero como no tiene tiempo ni para eso, pues hale, a seguir.

Encima no tengo pañales del Pequeñín, así que tengo que ir a comprar y seguramente ya me pase por una peluquería cualquiera a que me corten el pelo. No puedo ir a mi peluquería porque no tengo tanto tiempo, así que me pasaré por el centro comercial y veremos a ver si el destrozo que me hacen no es muy grande. Ya os contaré cómo me han dejado. Seguramente ahora me de el tinte en casa, mi Pequeñín no me dejaría tranquila en la pelu. De hecho ayer comprando el bikini tuvo que sujetármelo la chica porque el pobre no quería estar en el carro, como para aguantar todo un tinte. Mejor me lo doy yo en casa y el corte que me lo hagan allí. Mientras haré la maleta de los peques y jugaré con mi Pequeñín. Espero no teñir las paredes del color del tinte, que sé que tengo uno pero ni siquiera sé el color que tiene. Lo mismo me arrepiento, pero qué le vamos a hacer, por suerte el pelo crece.

Demasiadas cosas que hacer y poco tiempo para hacerlas. Qué estrés!!! Y encima también tengo el cuento viajero en casa y no sé qué puedo hacer con Bichito, ¿alguna idea?

Me veo como la de la foto que ilustra este post el jueves por la noche.