Menuda palebreja he ido a invitarme, ¿verdad?
Muchos son los correos que recibo a diario preguntándome si se puede amamantar estando embarazada. Yo he amamantado en mis dos embarazos hasta que en el segundo tuve amenaza de parto prematuro y tuve que ingeniármelas para que Pequeñín se destetara de golpe y porrazo, fue un destete sin elección. Fue duro pero utilicé un truquillo para que no sufriéramos más de lo necesario y a los 3 segundos de enganchar la teta yo le decía otra y él feliz y contento cambiaba de teta y chupaba otros 3 segundos más. Aquello no me producía contracciones y fue la mejor manera y menos traumática de destetarle para ambos. En cuanto el peligro cesó, fue dejándole que mamara más tiempo.
Después de esos correos suelo recibir otros, a veces de las mismas personas, que me preguntan sobre el tándem y yo intento explicarles cómo nos apañamos nosotros. Yo no tengo la clave para que funcione bien porque cada niño, cada bebé y cada madre es un mundo, pero intento transmitir tranquilidad y que se dejen llevar por su instinto, por sus hijos y disfruten del momento.
Pero los comienzos siempre son algo complicados, que no difíciles y es que la incertidumbre de vivir algo nuevo e inexplorado muchas veces nos aterra. Recuerdo hacer un montón de preguntas a Elo sobre la lactancia en tándem y el miedo que sentía de cómo se iba a tomar mi Bichito la llegada de su hermano y tener que compartir su preciada teta. Esta segunda vez ya no hubo miedo y sólo necesitamos unos días para ajustarnos y disfrutar de la lactancia de los tres.
Lo más importante en una lactancia en tándem es el bebé, tenemos que asegurarnos que el más pequeño toma la cantidad necesaria para él. Hay varias formas de conseguirlo, por ejemplo, se le puede dejar un pecho y que sea él el que regule ese pecho sin intervención del mayor, se le puede dejar al bebé acceso a los dos pechos y al grande sólo a uno, etc, etc. Hay muchísimas combinaciones y hay que buscar la adecuada para nuestra familia, primando, por supuesto, las necesidades del más pequeño.
Cuando nació mi Pequeñín yo opté porque mi Bichito tuviera una teta asignada y Pequeñín acceso a las dos. Nos fue genial, Bichito estuvo mamando muchísimo los primeros días, pero poco después el pecho se reguló y las tomas de ella ya no fueron tan frecuentes. Esta vez la subida de la leche fue increíble, brutal más bien, y Canija no podía con todo. De hecho alguna vez di a los tres y tuve que sacarme leche aún así. No podía dejarla sólo con un pecho sin que tuviera que sacarme con lo que ella no podía, así que esta vez Canija comía de uno y mis hijos de los dos, de tal manera que me ayudaban a que no se me formara una mastitis. Además ellos comen de cualquier posición incluso haciendo el pino, así que si tenía alguna zona enrojecida o me dolía, colocaba a Bichito y a Pequeñín con su mandíbula inferior justo en esa zona para que la drenaran mejor y quitarme la pequeña obstrucción que había empezado a producirse. Aún así, teniendo a los dos, he tenido que sacarme 4 ó 5 veces por dolor en el pecho y una vez incluso me levanté con 39 de fiebre.
Al principio, como sus hermanos comían de ambos pechos me aseguraba que mi Canija tuviera acceso tanto a la leche del principio como a la leche del final. Lo único es que era yo la que controlaba eso en vez de ella, pero con tanta producción era muy difícil dejarla un único pecho a ella.
Y poco a poco Canija ha ido creciendo y a sus 4 meses exactos, que cumple hoy, ella toma ya todo un pecho e incluso a veces de ambos. Después le toca a Pequeñín al que doy del primer pecho que dejó Canija si ha comido de los dos, de tal manera que si mi Canija vuelve a tener hambre tiene del que está más lleno y del que no ha comido mi Canija si sólo ha comido de un pecho. Mi Bichito come detrás de Pequeñín y normalmente siempre me pide cuando le ve.
Sigo sufriendo agitación del amamantamiento, de hecho ahora lo sufro con los dos mayores, unas veces más y otras menos, pero si en algún momento tengo que apartarles, juego con ellos en mi regazo, les como a besos e intento darles el calor y todo el amor que ellos sienten cuando les doy el pecho.
Reconozco que a veces se me hace un poco cuesta arriba cuando me paso el día con la teta fuera porque Canija necesita teta cada 20 minutos y Pequeñín no para de pedirme. También es cierto que suele ser Bichito la que se queda algunos días sin probar su teta porque yo estoy cansada y ya no puedo más. Pero la lactancia materna nos une muchísimo a los cuatro, incluso a los cinco, dado que a veces le piden tetita a su papá mientras mamá da a la más pequeña de la familia.
El tándem es una experiencia maravillosa, poder compartir algo tan importante en sus vidas con sus hermanos crea y afianza aún más el vínculo entre ellos. Tengo una amiga que incluso me dice en broma que lo mío no es normal, que las mujeres tenemos dos tetas para amamantar a dos y yo lo hago a tres. Otra que se carcajea pensando en cómo mis hijos esperan su turno como en la pescadería. Cualquiera que nos haya visto puede ver que es mucho más sencillo y natural de lo que podáis imaginar. Somos muy felices y aunque a veces me agobie un poco, sé que a ellos les encanta poder tomar la tetita de mamá, que si les preguntas a los mayores te dirán que está muy rica y mi Pequeñín deja cualquier cosa para tomar su teta. Amamanto a mis tres crías y cuando vemos a algún animal haciéndolo Bichito siempre dice con ternura: "¡Mira mamá, comiendo teta de su mamá, como nosotros!". Y a mí me encanta escucharla y me llena de amor.
Si alguien tiene sus dudas y cree que no se va a apañar, aunque yo estoy segura que encontrarán la forma de hacerlo, siempre puede mandarme un correo a construyendounafamilia@gmail.com y yo intentaré ayudarles de la mejor manera posible.
Conseguir una foto para ilustrar este post era muy complicado, así que he utilizado la misma con el que ilustré el post de lactancia en tándem.
Acabo este post de la misma manera que lo empecé, con mi Canija en la teta, ¿dónde mejor? ;)
Mostrando entradas con la etiqueta tándem. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta tándem. Mostrar todas las entradas
martes, 16 de julio de 2013
sábado, 17 de septiembre de 2011
Lactancia en tándem
Todavía recuerdo el día que volví del hospital habiendo dado a luz a mi Pequeñín. Era Marzo, hacía calor y me dieron de alta casi a mediodía. Tardamos un poco más porque en la prueba del oído, el oído izquierdo no salió bien y tenían que volverme a citar para que se la repitieran. Muchas veces, en el parto, se les mete materia en los oídos y hasta que no se disuelve no escuchan correctamente.
Su padre había pasado las dos noches con ella mientras yo estaba en el hospital. Me contó que cuando llegó la hora de dormir, le dijo: "Teta" y mi marido le dijo: "Mamá no está". Creo que lo repitió un par de veces más, pero se quedó conforme y se durmió.
Llegábamos a casa a la hora de la siesta y según entramos la escuché en su cuna. Fui a por ella con un amor enorme, el corazón me latía con fuerza y sentía un nudo en el estómago, tenía tantas ganas de verla y de abrazarla. Recuerdo que la cogí y me pareció que pesaba un quintal, el esfuerzo del parto, la sangre que perdí y las dos noches sin dormir, habían hecho mella en mi. La abracé y la llevé al salón. En cuanto me senté con ella en brazos, dijo: "Teta" y yo se la di. Tenía los pechos muy llenos, mi Pequeñín no daba abasto. Los ojos de mi Bichito me miraban y cuando comenzó a mamar se abrieron mucho más. Imagino que se esperaba lo de los últimos meses, muy poquita cantidad. Sin embargo, mis pechos estaban repletos, a punto de estallar, llenos de amor. A mi Bichito le encantó el cambió y comió con mucha dulzura. Me parecía enorme, un gigante, como si hubiera crecido muchísimo en dos días. Le ofrecí el otro pecho, no paraba de mamar y quería estar junto a mi. Yo tampoco quería separarme de ella, la había echado tanto de menos.
No sé en qué momento se despertó mi Pequeñín, sé que ella ya no mamaba. Así que la expliqué que su hermano comía teta, que tenía que compartirla. Puse al pecho a mi Pequeñín y ella quiso también tomar. No me dio tiempo a pensar si lo estaba haciendo bien, cómo tenía que ponerlos, ni lo que estaba haciendo. Simplemente surgió, de manera natural y sin darle más importancia, estábamos practicando lo que se denomina tándem puro. Ahí los tenía a los dos, amamantando a mis dos hijos a la vez. Fue un momento especial, único, me sentí muy feliz en ese instante y, por suerte, pudimos repetirlo muchas veces a lo largo del día, de las semanas y de los meses.
Mi Bichito engordó en 5 días 1 kilo. No paraba de comer, las tomas que solía hacer, las que me pedía y en las que tomaba su hermano. Había pasado una etapa de sequía los últimos meses, ahora estaba recuperando. Poco a poco fuimos bajando el número de tomas y pasamos de las 8 tomas que estuvo haciendo las primeras semanas a 3 a lo largo del día.
La teta fue perdiendo el valor de mío a compartir con su hermano, fue comprendiendo que su hermano sólo y exclusivamente comía teta y que ella tomaba otras muchas cosas, fue aprendiendo que él primero y después ella. La costó, no nos vayamos a engañar, y mucho. Es su bien más preciado y lo tuvo que compartir. Pero fueron pasando los meses y parece que la empezó a resultar menos duro ver a su hermano mamando.
Yo me siento orgullosa de ella, porque aunque hubo momentos de tensión y de lloros, hemos sabido afrontarlos en familia y superarlos. Fue muy duro para ella tener que compartirlo, sufrió, pero lo superamos con mucho amor y con mucho cariño.
La experiencia es maravillosa, sentir a tus dos ojos mamando a la vez es increíble. Como madre me siento muy especial de haberlo vivido, ahora ya no maman a la vez, y de poder continuar con la lactancia de los dos. Sin embargo, la lactancia en tándem es dura. Hay muchos momentos de estrés, de no saber, de no querer. Ya os conté aquí que yo en el embarazo sufrí la agitación del amamantamiento y fue muy duro. El agarre y la succión del mayor nada tienen que ver con la del recién nacido, es mucho más fuerte, más vigorosa. Su lengua produce en algunos momentos excitación y a mi me incomoda. Así que, en parte, sigo sufriéndola. Intento que las tomas no sean demasiado largas, de entre 3 y 5 minutos y del pecho que menos me molesta, que como me sucedía en el embarazo es el derecho. Es un pequeño problema físico, sin embargo, ambas queremos seguir con la lactancia. Emocionalmente para mi es importante dar el pecho a mi Bichito y a mi Pequeñín, es mi deseo como madre y como mujer. Me siento feliz por ello, aunque haya momentos un poco duros, sobre todo para mi Bichito y para mi, pero hay tantos momentos de ternura, de amor, que no quiero perder.
Cada mañana en estos últimos meses, mi Bichito venía a la cama antes de ir a la guarde, se subía en ella, me miraba y decía: "Teta". En cuanto la veía se iluminaba su cara y en tinieblas tomaba su tetita mientras yo veía esos enormes ojos que me decían: "Hmm, mamá, qué rica está". Después la deba un beso, acercaba su naricilla a mi pezón y lo movía simulando un beso de esquimal.
Ahora ya no hace esa toma mañanera, pero al llegar su hora de dormir la siesta o justo antes de acostarse cada noche, tenemos nuestro momento especial. La pongo en mi regazo y me descubro la teta, en cuanto la ve se la ilumina la cara y sus ojos brillan con más fuerza. Ella muy dulcemente la agarra, la da besos, la abraza y la dice "Hola teta". La coge con sus dos manos, apoya su cara contra ella y la apretuja, como si la abrazara, mientras se la oye decir por lo bajini "Hmm, teta". No puedo dejar de sonreír cada día cada vez que lo hace, me parece tan maravilloso, tan dulce. Entonces cierra los ojos y comienza su tetada. Unas veces me cuesta más, otras menos, sobre todo depende y mucho del pecho que la dé. Yo no quiero perderme este momento del día, por mucho que a veces me de un poco de "cosilla". Pero lo hacemos juntas y nos gusta. Soy yo la que la dice: "Bichito, ya", si no por ella podíamos estar 10-15 minutos mínimo. Ella abre la boca y entreabre sus ojillos y me dice: "Un poquito", vuelve a cerrar los ojos y mama un poquito más. Después abre ella la boca y dice "Ya", la da un beso, la acerca su naricilla y le da un besito de esquimal, levanta su brazo y hace el gesto mientras le dice "Adiós teta" y se tumba en su cama a dormir.
A veces pienso si mi Pequeñín será igual y no me da la misma impresión. He llegado incluso a pensar que mi Pequeñín se destetará antes, quizá me dé esa sensación porque con él no ha habido ningún problema para darle el biberón y tengo miedo que no quiera "trabajar" ahora que en la guarde van a empezar a dárselo. A día de hoy, con casi 26 meses de lactancia, sigo viendo la cara de desaprobación cada vez que alguien me pregunta "¿Sigues dándola el pecho?", pero me da igual. He de reconocer que para mi es fácil porque nadie puede compartir nada más que yo ese momento tan íntimo con ella cada día y eso me da una fuerza tremenda.
Soy muy feliz dando el pecho a mis hijos y espero que este post pueda ilustrarlo y que podáis haceros una idea de como me siento. Dar de mamar a mis hijos es la mejor decisión que he tomado y hemos luchado todos para conseguirlo y hacerlo realidad. Estos tres últimos meses, en los que el sufrimiento por compartir el pecho de mi Bichito ha cesado, he disfrutado mucho de la lactancia. Es un regalo mutuo que nos hacemos cada día y me hace sentir muy especial, única, irreemplazable.
Sé que me dejo muchas cosas, muchos momentos buenos y algún que otro regular, pero os animo a descubrirlos a todas aquellas personas que pueden hacerlo. La decisión de destetar al mayor es de cada uno, pero se puede dar de mamar a los dos y disfrutar muchísimo con ello.
Quizá sea porque ahora comienza una etapa un tanto oscura y desconocida para mi y tengo miedo de que mi Pequeñín se destete y no pueda disfrutar tanto tiempo de la lactancia materna como lo está haciendo mi Bichito. Me siento un poco intranquila y espero y deseo que él siga amamantándose y que podamos continuar, hasta que ellos deseen, con la lactancia materna en tándem.
Su padre había pasado las dos noches con ella mientras yo estaba en el hospital. Me contó que cuando llegó la hora de dormir, le dijo: "Teta" y mi marido le dijo: "Mamá no está". Creo que lo repitió un par de veces más, pero se quedó conforme y se durmió.
Llegábamos a casa a la hora de la siesta y según entramos la escuché en su cuna. Fui a por ella con un amor enorme, el corazón me latía con fuerza y sentía un nudo en el estómago, tenía tantas ganas de verla y de abrazarla. Recuerdo que la cogí y me pareció que pesaba un quintal, el esfuerzo del parto, la sangre que perdí y las dos noches sin dormir, habían hecho mella en mi. La abracé y la llevé al salón. En cuanto me senté con ella en brazos, dijo: "Teta" y yo se la di. Tenía los pechos muy llenos, mi Pequeñín no daba abasto. Los ojos de mi Bichito me miraban y cuando comenzó a mamar se abrieron mucho más. Imagino que se esperaba lo de los últimos meses, muy poquita cantidad. Sin embargo, mis pechos estaban repletos, a punto de estallar, llenos de amor. A mi Bichito le encantó el cambió y comió con mucha dulzura. Me parecía enorme, un gigante, como si hubiera crecido muchísimo en dos días. Le ofrecí el otro pecho, no paraba de mamar y quería estar junto a mi. Yo tampoco quería separarme de ella, la había echado tanto de menos.
No sé en qué momento se despertó mi Pequeñín, sé que ella ya no mamaba. Así que la expliqué que su hermano comía teta, que tenía que compartirla. Puse al pecho a mi Pequeñín y ella quiso también tomar. No me dio tiempo a pensar si lo estaba haciendo bien, cómo tenía que ponerlos, ni lo que estaba haciendo. Simplemente surgió, de manera natural y sin darle más importancia, estábamos practicando lo que se denomina tándem puro. Ahí los tenía a los dos, amamantando a mis dos hijos a la vez. Fue un momento especial, único, me sentí muy feliz en ese instante y, por suerte, pudimos repetirlo muchas veces a lo largo del día, de las semanas y de los meses.
Mi Bichito engordó en 5 días 1 kilo. No paraba de comer, las tomas que solía hacer, las que me pedía y en las que tomaba su hermano. Había pasado una etapa de sequía los últimos meses, ahora estaba recuperando. Poco a poco fuimos bajando el número de tomas y pasamos de las 8 tomas que estuvo haciendo las primeras semanas a 3 a lo largo del día.
La teta fue perdiendo el valor de mío a compartir con su hermano, fue comprendiendo que su hermano sólo y exclusivamente comía teta y que ella tomaba otras muchas cosas, fue aprendiendo que él primero y después ella. La costó, no nos vayamos a engañar, y mucho. Es su bien más preciado y lo tuvo que compartir. Pero fueron pasando los meses y parece que la empezó a resultar menos duro ver a su hermano mamando.
Yo me siento orgullosa de ella, porque aunque hubo momentos de tensión y de lloros, hemos sabido afrontarlos en familia y superarlos. Fue muy duro para ella tener que compartirlo, sufrió, pero lo superamos con mucho amor y con mucho cariño.
La experiencia es maravillosa, sentir a tus dos ojos mamando a la vez es increíble. Como madre me siento muy especial de haberlo vivido, ahora ya no maman a la vez, y de poder continuar con la lactancia de los dos. Sin embargo, la lactancia en tándem es dura. Hay muchos momentos de estrés, de no saber, de no querer. Ya os conté aquí que yo en el embarazo sufrí la agitación del amamantamiento y fue muy duro. El agarre y la succión del mayor nada tienen que ver con la del recién nacido, es mucho más fuerte, más vigorosa. Su lengua produce en algunos momentos excitación y a mi me incomoda. Así que, en parte, sigo sufriéndola. Intento que las tomas no sean demasiado largas, de entre 3 y 5 minutos y del pecho que menos me molesta, que como me sucedía en el embarazo es el derecho. Es un pequeño problema físico, sin embargo, ambas queremos seguir con la lactancia. Emocionalmente para mi es importante dar el pecho a mi Bichito y a mi Pequeñín, es mi deseo como madre y como mujer. Me siento feliz por ello, aunque haya momentos un poco duros, sobre todo para mi Bichito y para mi, pero hay tantos momentos de ternura, de amor, que no quiero perder.
Cada mañana en estos últimos meses, mi Bichito venía a la cama antes de ir a la guarde, se subía en ella, me miraba y decía: "Teta". En cuanto la veía se iluminaba su cara y en tinieblas tomaba su tetita mientras yo veía esos enormes ojos que me decían: "Hmm, mamá, qué rica está". Después la deba un beso, acercaba su naricilla a mi pezón y lo movía simulando un beso de esquimal.
Ahora ya no hace esa toma mañanera, pero al llegar su hora de dormir la siesta o justo antes de acostarse cada noche, tenemos nuestro momento especial. La pongo en mi regazo y me descubro la teta, en cuanto la ve se la ilumina la cara y sus ojos brillan con más fuerza. Ella muy dulcemente la agarra, la da besos, la abraza y la dice "Hola teta". La coge con sus dos manos, apoya su cara contra ella y la apretuja, como si la abrazara, mientras se la oye decir por lo bajini "Hmm, teta". No puedo dejar de sonreír cada día cada vez que lo hace, me parece tan maravilloso, tan dulce. Entonces cierra los ojos y comienza su tetada. Unas veces me cuesta más, otras menos, sobre todo depende y mucho del pecho que la dé. Yo no quiero perderme este momento del día, por mucho que a veces me de un poco de "cosilla". Pero lo hacemos juntas y nos gusta. Soy yo la que la dice: "Bichito, ya", si no por ella podíamos estar 10-15 minutos mínimo. Ella abre la boca y entreabre sus ojillos y me dice: "Un poquito", vuelve a cerrar los ojos y mama un poquito más. Después abre ella la boca y dice "Ya", la da un beso, la acerca su naricilla y le da un besito de esquimal, levanta su brazo y hace el gesto mientras le dice "Adiós teta" y se tumba en su cama a dormir.
A veces pienso si mi Pequeñín será igual y no me da la misma impresión. He llegado incluso a pensar que mi Pequeñín se destetará antes, quizá me dé esa sensación porque con él no ha habido ningún problema para darle el biberón y tengo miedo que no quiera "trabajar" ahora que en la guarde van a empezar a dárselo. A día de hoy, con casi 26 meses de lactancia, sigo viendo la cara de desaprobación cada vez que alguien me pregunta "¿Sigues dándola el pecho?", pero me da igual. He de reconocer que para mi es fácil porque nadie puede compartir nada más que yo ese momento tan íntimo con ella cada día y eso me da una fuerza tremenda.
Soy muy feliz dando el pecho a mis hijos y espero que este post pueda ilustrarlo y que podáis haceros una idea de como me siento. Dar de mamar a mis hijos es la mejor decisión que he tomado y hemos luchado todos para conseguirlo y hacerlo realidad. Estos tres últimos meses, en los que el sufrimiento por compartir el pecho de mi Bichito ha cesado, he disfrutado mucho de la lactancia. Es un regalo mutuo que nos hacemos cada día y me hace sentir muy especial, única, irreemplazable.
Sé que me dejo muchas cosas, muchos momentos buenos y algún que otro regular, pero os animo a descubrirlos a todas aquellas personas que pueden hacerlo. La decisión de destetar al mayor es de cada uno, pero se puede dar de mamar a los dos y disfrutar muchísimo con ello.
Quizá sea porque ahora comienza una etapa un tanto oscura y desconocida para mi y tengo miedo de que mi Pequeñín se destete y no pueda disfrutar tanto tiempo de la lactancia materna como lo está haciendo mi Bichito. Me siento un poco intranquila y espero y deseo que él siga amamantándose y que podamos continuar, hasta que ellos deseen, con la lactancia materna en tándem.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)