Nunca me gustó esta forma de calificar a los bebés porque me da la sensación de que se habla de un pequeño tirano y me resulta una expresión de la más negativa. Ojo, es sólo una sensación mía, aunque el lenguaje sea correcto en este sentido, no pretendo molestar a nadie que la utilice.
Mi Pequeñín necesita mucho contacto, estar pegadito a mamá. Necesita de mis caricias y de mis besos constantes y es por esto que cuando nació Canija todo el mundo tenía miedo a sus celos. Nada más lejos de la realidad, Pequeñín adora a su hermana pequeña, la cuida, la da mimos, la da besos casi de tornillo, la abraza fuertemente con un amor increíble. Jamás le ha importado compartir la teta con ella y aunque, como todo peque al que le cuestan los turnos, espera de buena gana a que le toque a él.
Si bien Pequeñín demanda, jamás lo ha hecho como lo hace Canija. No tengo tiempo para nada, la vorágine del día me lleva de un sitio a otro con ella a cuestas: desayunos, cole, guarde, comida, recoger a Bichito, comer, llevarla de nuevo al cole e irles a buscar, más todo lo que hay que hacer diariamente en una casa. Podría llevar a Canija a la guarde, pero no quiero. Quiero quedarme con ella, besarla, abrazarla y darla teta, mucha teta y todo lo que necesite. Lo malo es que ella necesita más y, si bien yo doy todo lo que puedo, sólo tengo dos manos y tres hijos a los que atender.
Si voy al baño con ella acuestas y la dejo en el suelo se pone a llorar e intenta subirse encima mía. Porque ahí donde la veis, con sus 8 mesecitos que cumplió el sábado pasado, este lunes empezó a ponerse de pie y dar sus primeros pasos ayudándose con una banqueta. Y a mí me encantaría que todos esos mitos sobre el porteo y que los bebés tardan más en comenzar a moverse y andar fueran ciertos, porque así mi Canija estaría un poquito más quieta y yo tendría la impresión que me dura más como bebé. Su desarrollo psicomotor es alucinante y con respecto a los bebés de su edad se mueve con una destreza increíble.
Además tiene la mala costumbre de no dormir. A eso de las 2 de la mañana cada noche se tira entre 2 y 3 horas despierta. Su padre y yo nos turnamos, pero ella lo único que quiere es ponerse de pie, hacer pedorretas e intentar chuperretearnos la cara. La primera noche parece divertido, la segunda bueno, pero cuando llevas más de un mes, cuando la ves de pie en tinieblas diciendo "pa-pa-pa-pa-pa", no te hace ni
Y todo esto no me resultaría tan agobiante si sólo la tuviera a ella, pero mis dos hijos me necesitan en muchos momentos del día y a veces me da mucha pena verla persiguiéndome lloriqueando por la casa mientras me visto, ayudo a los peques en alguna cosa que necesiten o les limpio el culo porque acaban de ir al baño. Y no es que sienta angustia por la separación, porque si me voy y se queda con su padre, está la mar de tranquila, pero ¡ay, cuando me ve aparecer! Empieza a lloriquear hasta que llego junto a ella.
Estoy disfrutando mucho estando con mi pequeña, desayunando con mis tres hijos y comiendo cada día con mi Bichito. Son de esas cosas que agradeces poder vivir, que te quejas porque te gustaría descansar un poco más, no ir con la lengua fuera a todos los sitios y tener más organizada la casa. Peeeeeero, aunque apenas pueda escribir en el blog, que me encanta, o responder a vuestros comentarios, que me da la sensación de que os tengo un poco abandonados, compartir el día a día con mis tres hijos es el mejor regalo. A mí me llegaron los reyes por adelantado y voy a disfrutar de ello cada minuto, aunque sea con unas ojeras como jamás he tenido y apenas pueda hacer otra cosa a lo largo del día que dedicárselo a ellos.
Me vais a perdonar si os dejo un poco de lado pero no sólo ellos me necesitan sino que yo necesito dedicarles cada momento del día.