jueves, 25 de septiembre de 2014

Gruñona y gritona, lo tengo todo :'(

Llevamos una semana jodida, muy jodida. Hoy es uno de esos días en los que me levanto y no puedo dejar de pensar qué coño estoy haciendo mal. Canija duerme fatal, pero mal no, lo siguiente. Esta noche se ha despertado cada 45 minutos, en una de las veces se ha escapado y se iba ella tan ricamente al salón a jugar, cuando la he interceptado para traerla de nuevo a la cama. Eran sólo las 3 de la mañana y desde ese momento hasta las 5:30 se han sucedidos lloros por su parte y súplicas por la mía. Entre lloro y lloro yo me quedaba dormida durante segundos. Ella quería irse a jugar yo quería dormir. Al principio mi voz era cálida pero a medida que iban pasando los minutos la furia me invadía. A la hora he empezado a levantar la voz y debía de estar gritando porque se ha despertado mi marido. Al darme cuenta de que me estaba pasando, he vuelto a bajar el tono y comenzado a acariciarla de nuevo, pero daba igual, ella no quería dormirse.

La noche ha sido horrorosa, pero peor es el estado anímico que me ha dejado. He pasado toda la mañana enfadada y gracias a este enfado no he bostezado ni una sola vez. Todavía tengo los músculos de la cara tensos, pero he pasado de estar enfadada a triste. Triste porque últimamente grito más de lo que debería, mi paciencia está en menos 50, mi cansancio es un suma y sigue y me cuesta mucho controlarme. Me he vuelto una gruñona y gritona y me siento fatal por ello. Cada vez que lo pienso me arrepiento e intento cambiarlo sin conseguirlo. Ahora mismo no me gusto nada, pero nada, nada, nada. 

Sé que soy muy crítica conmigo misma pero lo único que me apetece es llegar a casa y abrazarles, pedirles disculpas por tener una madre tan gruñona y gritona últimamente, pero luego todos estos pensamientos se disipan y no soy capaz de frenar cuando empiezo a enfadarme. He llegado a un punto que creo que grito por sistema, que en cuanto Pequeñín no me hace ni puto caso le repito las cosas dos veces y lo siguiente es un grito. Él llora, me pide que no le grite y yo me doy cuenta de que otra vez me he vuelto a pasar, pero me está costando muchísimo gestinar mi ira. 

Las noches son mucho peores y aunque intento centrarme en el amor que siento por mi Canija, esta semana no lo estoy consiguiendo y levanto demasiado la voz. Tanto que creo que siempre hablo muchos decibelios por encima que el resto de las personas. 

Hoy es uno de esos días en los que me gustaría llegar a casa, acurrucarme en la cama y llorar como una niña pequeña y como no podré lo hago mientras escribo estas palabras. 

jueves, 18 de septiembre de 2014

Adaptaciones y lloros

Afrontamos la semana pasada el periodo de adaptación de Pequeñín al cole de mayores y de Canija a la guarde. Bichito es toda una princesa que disfruta yendo al cole con sus amigos y su profe, de los que se ha acordado constantemente estas vacaciones. Volver, para ella, ha sido genial y ha afrontado el inicio de curso con alegría y entusiasmo.

Gracias a ella y a su dulzura Pequeñín ha ido cada día contento al cole. Al fin y al cabo, aunque él es "poco mayor" según sus palabras textuales, su hermana mayor le animaba diciéndole que ella iba a cuidar de él en el patio, que jugaría con él y nunca estaría solo. Gracias a ella mi Pequeñín ha tenido un inicio de curso fantástico, hasta hoy.

Estamos a jueves, no se echa la siesta porque hay horario continuo, está cansado y cuando le he despertado esta mañana ya iba retorcido. Después de desayunar ya no quería ponerse las zapatillas y hemos tardado en conseguirlo y según cerrábamos la puerta de casa he escuchado el primer: "no quiero ir al cole". He intentado jugar con él, hemos llevado a Bichito antes que a él y le he llenado las orejas de besos para que le duren a lo largo del día hasta que mamá vuelva a casa (lo cual le ha resultado graciosísimo y nos hemos reído un montón juntos). En la puerta de clase un compañero quería escaparse y gritaba llamando a su mamá. Nada era consuelo para mi hijo en esos momentos así que cuando le he dejado comenzaba a llorar. Y yo también.

Sé que es normal, que para él es un cambio muy drástico, que de hecho tiene mucha suerte de tener una hermana que le quiere muchísimo y le cuida. Pero aún así necesita encontrar su lugar, ya no sólo en el cole sino también en casa.

Mi niño hasta hace poco era el pequeño, ahora es el mediano y le cuesta todavía encontrar la forma adecuada para interactuar con Canija. Me paso el día diciendo que la deje, pero he de reconocer que hace un año también se lo decía con Bichito y confiando en él y teniendo un poco de paciencia, pudimos ver cómo empezaron a encontrar la forma de relacionarse y comunicarse juntos. Y os puedo asegurar que se me cae la baba viéndoles jugar y divertirse y cómo se buscan cuando están separados.

Ahora es el turno de conseguirlo con su hermana pequeña, que pasó de ser un bebé a una pequeñaja que además de no dejarnos dormir, es una gamberra muy graciosa, lo cual no ayuda nada. Y justo en este momento empieza el cole y él tiene un batiburrillo de sentimientos encontrados que unido a su cansancio y el mío se nos hace un mundo. A él y a mí.

Dejar a mi Pequeñín hoy llorando me ha puesto un nudo enorme en el estómago. A lo largo del día han sido varias las veces que mis ojos se han llenado de lágrimas y hoy me está costando mucho el día. Recuerdo sus lágrimas resbalando por sus mejillas mientras me despedía dándole besos y tengo unas ganas locas de volver a casa para abrazarle y besarle.

Por suerte Canija, cosa que no me esperaba en absoluto, lo lleva muy bien, "aparentemente". Le echa los brazos a la profe, no llora y cuando me ve viene corriendo, me abraza y rápidamente intenta tumbarse mientras mete la mano por mi camiseta para sacarme una teta. Si no fuera porque se pasa la tarde encima mío (cosa que tampoco ayuda con Pequeñín) y las noches que me da, estaría alucinando y es que me esperaba muchos más lloros en su caso que en el de Pequeñín. Lo cual creo que es parte del causante de este desasosiego en mi interior.

Como algún día deje a los dos llorando me da algo. Si todavía ahora no he conseguido remontar el día, sigo muy triste y con ganas de echarme a llorar, no sé qué será de mí como me pase con los dos en el mismo día o los tres, nunca se sabe...

Y vuestros hijos, ¿cómo se están llevando la vuelta al cole? ¿Qué tal aquellos que están en periodo de adaptación?



martes, 16 de septiembre de 2014

En la oscuridad

Y el silencio de la noche intento empatizar contigo y apaciguar mis nervios. Me cuesta mucho conseguirlo pero sé que este momento es especialmente duro para ti y al fin y al cabo soy yo la que cada mañana te deja en la guarde. 

Sé que me quieres y yo te adoro e intento centrar todos mis pensamientos en éste y olvidar que hace escasos 10 minutos estabas despierta y mamando por duodécima vez, que ya es la tercera vez en la noche que te saco los mocos y te mantengo erguida durante media hora para que te sea más sencillo respirar, que dentro de escasas dos horas tengo que levantarme para desayunar, poneros el desayuno a los tres (que tú no comerás), preparar los bocadillos y dejar a tus hermanos en el cole y a ti en la guarde. 

Y te prometo que estoy harta y que se acabó, que como te vuelvas a despertar me voy a cortar las tetas de raíz y lo digo con la boca chica y para mis adentros porque no hay nada más maravilloso que amamantarte, aunque haya veces que me las arrancaría. 

Y me pregunto de dónde coño sacas las fuerzas, si tu siesta es de media hora y por la noche apenas dormimos. 

Y entonces cuando voy al baño y me veo reflejada en el espejo recuerdo que eres la que más se parece a mí o eso dicen...

lunes, 15 de septiembre de 2014

El tiempo pasa

Y yo sigo sin actualizar mi blog, sin tener ni 10 minutos para escribir algo decente. Ya no importante, que esas cosas llevan su tiempo, cualquier cosa hubiera sido buena para no sentir que lo tengo abandonado y a punto de dejar de subsistir. Pero sí, lo tengo abandonado, no nos engañemos y no sé ni cómo ni cuándo conseguiré escribir todo lo que siento y todo lo que pienso.

La última vez que publiqué fue hace casi un mes y desde entonces han pasado algunas cosas que me habría gustado compartir, pero que no he podido.

De la noche a la mañana pasé de casi seguro estar en la lista del ERE de mi empresa a afrontar 2 años (prorrogables a 2 más) en mi cliente, el que siempre he tenido desde que estoy en mi empresa (casi 7 años ya). No me lo esperaba, la verdad, pero fue muy agradable sentirse útil y valorada laboralmente. Mi reducción de 6 horas, mis horas de entrada y salida (de 10 a 16) y que además mi empresa no se ha presentado al concurso, no han sido suficiente para que el propio cliente haya presentado mi curriculum para que la UTE (Unión Temporal de Empresas) que ha ganado este año me subcontratara. Sé que es muy lioso, que a menos que hayas pasado por esto no vas a entenderme, pero tampoco creo que merezca la pena explayarme mucho más.

Estando de vacaciones en septiembre me comunicaron que se había quedado la UTE sin dinero y que tenía que incorporarme a mi empresa hasta la firma del nuevo concurso. Y aquí estoy, haciendo la semana pasada la adaptación de los niños al cole y a la guarde y esperando de nuevo en mi empresa a que se firme el contrato (para finales de esta semana o principios de la siguiente).

Mi última semana ha sido muy caótica, la adaptación ha sido muy complicada con tres hijos y teniendo que estar a la misma hora en dos sitios a la vez. Además, Canija se ha adaptado mejor de lo que espera o aparentemente, pero las noches están siendo una pesadilla. Se despierta entre 10 y 20 veces, no dura ni 1 hora seguida durmiendo, incluso una noche ni 10 minutos. Sé que es su manera de expresar su descontento e intento entender y empatizar con ella en la oscuridad y el silencio de la noche.

Sin embargo, con una noche terrible en la que hemos dormido entre 2-3 horas en rangos de 10-15 minutos debido a los mocos, afronto esta semana con muchísima ilusión. He cambiado mi horario de entrada de forma que soy yo la que me encargo de despertar a mis hijos, darles el desayuno y llevarles al cole, sin tenerles que hacer madrugar más de lo que deberían y mi marido les irá a buscar a su hora de salida. Además, en estos días estamos perfilando nuestros sueños y dejándonos llevar por nuestros deseos. Se esperan decisiones importantes en nuestra familia, que quizá llevaremos acabo en este curso que comienza. Todo siempre con la ilusión y la unidad de nuestra gran familia y siendo conscientes que las decisiones que tomamos es por el crecimiento y el bienestar familiar.

Espero que vuestras vacaciones hayan sido geniales y que tengáis muchas alegrías este curso que empieza. Podéis compartirlas conmigo, la verdad es que me encanta leer vuestros comentarios y correos y os agradezco que me hagáis partícipes de vuestro día a día. BESITOS