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miércoles, 15 de enero de 2014

Baby-Led Weanning: ¿Para qué sirve una Escobilla Limpia biberones?

Cuando yo estuve embarazada por primera vez y todavía era una futura mamá compré muchas cosas inservibles, entre ellas algún que otro biberón y, por supuesto, un esterilizador y una escobilla limpia biberones.

Bichito jamás quiso un biberón o un chupete, por lo que creo que el esterilizador lo utilicé contadas ocasiones y la escobilla limpia biberones quedó colgada del escurreplatos.

Con la limpieza de algún recoveco de los aparatos que tengo en casa, la escobilla limpia biberones tuvo su utilidad, pero de un tiempo a esta parte, desde que Canija empezó con la introducción de alimentos a demanda, la escobilla está en su momento álgido. Y os preguntaréis: ¿qué narices tiene que ver? Pues mucho y si no os lo creéis, seguir leyendo.

A Canija le encanta la fruta, es igualita que su hermano, en cuanto aparece la fruta en la mesa empieza a empujar los alimentos que hay en la bandeja de la trona para dejar espacio a la fruta. Ahora con casi 10 meses y con esa destreza y esa capacidad psicomotora que tiene (de alucinar, os lo aseguro) coge la fruta, la despezada con sus deditos en forma de pinza y se la mete en la boca.

Con sus 6 meses recién cumplidos había que adaptar los pedazos que le daba para que ella pudiera manipularlos correctamente. Elo me recomendó que le diera la fruta con cáscara, muy bien lavada, que así no se le escurriría y podría gestionar perfectamente los trozos de fruta. Y es aquí donde entra la escobilla limpia biberones, porque la piel de la fruta es rugosa y, por tanto, no es sencilla de lavar, pero con la escobilla queda totalmente limpia y apta para que mi Canija pueda chuparla, requetechuparla y volverla a chupar. La echo un poco de jabón y la limpio bien debajo del gripo con la escobilla y a mi Canija le llega perfectamente limpita para que pueda mordisquearla, chuparla y sacarle todo el juego cogiendo los pedazos sin que se cabreé porque se le escurren.

En una ocasión alguien me preguntó qué hacíamos cuando comíamos fuera. Canija lo pone todo perdido, así que cuando ha terminado me agacho y con una servilleta recojo todos los trozos y migajas de su comida que han caído al suelo, mojo la servilleta en agua y limpio la parte de la mesa que ella ha manchado. La verdad es que enguarrina mucho, pero con limpiarlo después ya lo tenemos solucionado.

Menudo saque tiene mi Canija y aunque la teta le gusta más que cualquier otra cosa, en cuanto me oye decir ¡A comer! o me ve que estoy llevando platos a la mesa, deja lo que esté haciendo y gateando va hasta la trona, se pone de pie agarrándose a sus patas, la mueve y lloriquea hasta que la subimos. Examina cada alimento que se encuentra en la mesa y escudriña cada plato para ver qué es y hacerse entender, ya sea expresándose corporalmente o dando grititos. Poco a poco vamos entiendo qué es exactamente lo que le apetece comer y es increíble lo que disfrutamos viéndola comer.

Con Bichito no conocía el Baby-Led Weaning y le di potitos de frutas, a Pequeñín le di trozos de fruta pero se le escurrían porque le quitaba la piel y tenía que ayudarle a sujetarlos al principio, aunque al poquito él sabía gestionarlos perfectamente. Con Canija todo ha sido diferente y es que cuando alguien especializado te lo explica, todo es mucho más sencillo. Como su hermano todavía no hemos encontrado una fruta que no le guste.

Y vuestros hijos, ¿cómo comen la fruta? ¿Se os había ocurrido la idea de darles la fruta con piel?

lunes, 28 de octubre de 2013

Baby-Led Weaning y la Guarde

El otro día os hablaba de la introducción de la alimentación complementaria a demanda o como comúnmente se conoce como Baby-Led Weaning. A las mamás que decidimos utilizar esta manera para que nuestros bebés tomen consciencia de lo que comen, descubran por sí mismo los nuevos alimentos y exploren las nuevas texturas y sabores, el momento guarde nos estresa (guarde o que alguien distinto de nosotros se ocupe de alimentar a nuestros hijos). Y nos estresa porque no sabemos qué hacer y cómo actuarán las cuidadoras, ya sea en la guarde o los que se queden con nuestros hijos.

Yo pasé por esto con mi Pequeñín, porque él en casa comía teta y poco más, pero nunca permitió que le diéramos purés, así que fuimos ofreciéndole alimentos. Esta vez cuando ha llegado el momento en la guarde lo hemos solventado de manera natural.

En casa

A Canija, de 7 meses, no he llegado a hacerle ningún puré, ni he intentado darle nada, yo le he proporcionado alimentos que ella pudiera coger y disfrutar comiendo con nosotros. Ayer, en un restaurante, Canija comió macarrones y cordero asado y se puso morada. Daba gusto verla rechupetear los trozos de cordero y masticarlos con sus encías desdentadas. La encantó y disfrutó muchísimo. Pero a menos que las cuidadoras de la guarde estuvieran familiarizadas con este forma de alimentación, no dejaría que le ofrecieran estas cosas. ¿Por qué? Simple, yo estoy en todo momento con mi hija, yo o un adulto, y me fijo cada segundo en cómo mi hija está gestionando el trozo que la he dado. Si creo que es peligroso en algún momento se lo quito y le doy otro acorde, pero creo que las profesoras con 8 niños en clase no pueden estar pendientes de esto.

Nuestros bebés son muy listos, muchísimo más listos de lo que nos pensamos. Saben diferenciar perfectamente dónde se encuentran en cada momento. Baby-Led Weaning se basa también en la imitación, como nuestros bebés comen con nosotros, imitan lo que hacemos con los alimentos y así van probando distintos bocados. Y en la guarde es más de lo mismo. Que allí comen los compis purés, pues ellos también. Así Pequeñín, que jamás permitió que le diera una cucharada, comía su biberón de leche de mami y después, si él quería y tenía hambre, le daban puré. Y ahora con Canija, es prácticamente igual.

Canija es más de a poquitos y yo, con las dos veces que me extraigo en la oficina, no consigo llegar a lo que ella demanda. Ya llevamos un par de semanas completando tomas con mi propio Banco de Leche Materna. En el momento que yo me incorporo a trabajar mi producción baja en picado, ya me ocurrió con Pequeñín y ahora me está pasando lo mismo con Canija.

En la guarde

La profe de Canija me comentó que cuando llega la hora de comer de sus compañeros Canija mira y que a ella le daba la sensación de que la pedía. Y yo la dije que la diera y así ha hecho. Así que Canija come teta en casa a las 8, a las 9-9:15 le dan un bibe de tetita de mamá, a las 11:30-12 le dan otro bibe de tetita de mamá y puré y a las 15 le dan otro bibe de tetita de mamá. Ante todo les he dicho que jamás la obliguen sólo que la ofrezcan, si tiene hambre comerá y si no preferirá esperar o tomar más bibe de leche de mamá. Por lo visto, desde que han empezado a darle, que llevarán una semana, Canija se come un cacito de puré y en casa sigue comiendo lo mismo que sus hermanos y sus papás. Estoy segura que dentro de unos meses, como hicieron con su hermano alrededor del año de edad, empezarán a darle menú entero.

Nos encanta ver a Canija disfrutar así de la comida y nos está brindando momentos súper divertidos. El otro día después del baño la dimos croquetas (que hago yo y que están de vicio, todo hay que decirlo) y se puso todo el pelo lleno de masa que tuvimos que meterla de nuevo a la bañera. Además nos encanta hacerla fotos y mandárselas a la familia y amigos. Es alucinante verla comer, no sólo disfruta ella sino también nosotros mirándola.

¿Os preocupa ese momento de introducción de alimentos en la guarde?

jueves, 17 de octubre de 2013

Baby-Led Weaning: Alimentación complementaria a demanda

Bichito

Recuerdo cuando Bichito era pequeña y yo me emperraba en que comiera purés y papillas. Una por mamá, otra por papá, otra te meto en la boca sin que te des cuenta, ahora el aviocinto, ahora te hago de reír y te meto la cuchara en la boca, ahora te despisto y te la cuelo...

Recuerdo que en aquel entonces las papillas de frutas eran un momento muy tenso en casa, a Bichito no le gustaban y yo me enfada con ella y la gritaba porque no quería comer. Tanto era así, que un día, en vez de estar mirándome en la puerta de la cocina, me cabreé y puse la trona cara a la pared. Yo me asomaba enfadadísima porque cada día era igual. Ella, pobrecita mía, lloraba porque no quería y mamá la obligaba. Algunos días tal era el ambiente en las meriendas que también lloraba yo. Recuerdo que al subir la mirada me vi reflejada en el espejo que tenemos en el pasillo y vi un monstruo totalmente fuera de sí, con un bebé de apenas 1 año. Lloré desconsoladamente y pedí perdón a mi pequeña, prometiéndo no volverlo hacer. Si no quería merendar no merendaría, pero esa no era la forma de tratar a mi propia hija. Cuando me acuerdo de aquel momento mi alma llora.

Pequeñín


Cuando Pequeñín nació yo ya conocía a Eloísa y a su pequeña Didi (que entonces era pequeña) y me maravilló verla comer con nosotras el día que nos conocimos. Llegado el momento de la introducción de alimentos de Pequeñín le pregunté a Elo y me explicó a grandes rasgos lo que se denomina Baby-Led Weaning. Yo tenía claro que no iba a volver a obligar a mis hijos y, aunque ofrecí a Pequeñín algún puré, él jamás tomó. Así que hicimos Baby-Led Weaning a nuestra manera, siempre teta y luego lo que él quisiera, siempre sentado a la mesa con nosotros y disfrutando cada día de la comida en familia. Tardó un poco en que los alimentos le llamaran la atención y si bien llegé a hacerle un perolo de puré porque me estresaba pensar que no comía nada, jamás lo probó y 4 meses antes de que Canija naciera los saqué del congelador y los tiré a la basura.

Pequeñín chupaba la comida, los entrecots, el pollo, el pan le encantaba, pero lo que le flipaba y le alucina es la fruta. Más o menos a los 10 meses empezó a comer pequeñas cantidades de alimentos y disfrutábamos mucho viéndole comer. Eso sí, la fruta era y es su perdición, como la vea aparta su plato y ya no quiere otra cosa que fruta. Pequeñín se crió gordito, a base de teta casi en exclusiva hasta los 10 meses y con unas morcillitas en las piernas que daban ganas de morder.

Canija


Llegada la introducción de la alimentación complementaria con mi Canija, me propuse hacer lo mismo, pero esta vez bien, escuchando los consejos de Elo, experta en la materia. Y así empecé a darle a Canija la fruta y la verdura en trozos alargados y con piel para que al cogerla no se la escapara. Le encanta, disfruta muchísimo y aunque tiene todavía el reflejo de extrusión, ya va comiéndose algún cachito. Aun así, era muy comedida en lo que le daba, porque me daba un poquito de miedo darle lo mismo que nosotros. Sin embargo, una noche en la que ella tenía sus cachitos y yo una ensalada, se enfadó porque ella quería lo mismo que tenía mamá, así que la puse en mi regazo y comió lechuga conmigo. Impresionante.

Por suerte, esa misma noche Eloísa nos hizo una presentación de su maravilloso curso de baby-led wening online que impartirá el próximo día 25 de octubre y que abrió un nuevo mundo ante nuestros ojos, mucho más divertido y mucho más sencillo en la introducción de la alimentación complementaria. Y así, Canija cenó la noche siguiente solomillo de cerdo a la pimienta. Cómo chupaba las tiras de solomillo, cómo mordía con sus encías el trozo de carne y le sacaba no sólo su jugo sino también partes pequeñas. Le hicimos fotos y se las mandamos a familia y amigos. Eso sí, como su hermano, ve la fruta y se cabrea porque tiene que esperar a que la corte y se la dé.

Y ayer, cuando volvía el dentista y paré a comprar un par de pizzas, estaba ella comiendo teta mientras yo estaba cenando, cuando al sentarla me robó (literalmente) un trozo de pizza y se dispuso a comérselo. Pimiento, cebolla, peperoni, queso, etc... Pensé en quitársela por su alto contenido en sal, pero tenías que haberla visto, con qué gusto comía el trozo de pizza, a ver quien era el guapo que intentaba quitársela y la hacía llorar. La dejamos y disfrutamos viéndola, La cara acabó como la pintura de un payaso, su sonrisa y sus ojos desprendían felicidad y no os podéis imaginar cómo se puso.

El taller que imparte Eloísa de baby-led wening online y que tuve la suerte de que lo ensayara conmigo antes, me dio unas directrices muy claras de cómo y qué tenía que hacer. Y así Canija, con sus 7 meses cumplidos ayer, come o ha comido pepino, zanahoria, calabaza, judía verde, patata, mango, naranja, plátano, pera, manzana, pan, colines, galletas, solomillo a la pimienta, pollo asado, alitas, pizza y muchas otras cosas que ahora mismo no sé.

El único inconveniente del Baby-Led Wening es que la mierda que echa ya no huele a pastelito de leche materna sino que apesta como la de cualquier miembro de la familia y eso he podido descubrirlo cada mañana.

martes, 1 de octubre de 2013

Señores Hosteleros


Cuando elijo sus instalaciones para comer, hospedarme o lo que sus servicios ofrezcan, lo hago esperando obtener el mismo trato que cualquier otra persona. Sin embargo, este año, me he encontrado con respuestas dispares, pero, sobre todo, con cuchicheos y malas caras.

Soy madre de 3 hijos, de 4 años, 2 años y 6 meses. Son niños bastante pequeños, que ocupan más bien poco espacio, por lo que si podemos apañarnos y dormir en una habitación doble con dos camas de matrimonio, por qué darme una familiar y cobrarme mínimo un 20-30% más. Al fin y al cabo si llevara dos niños de 11 años, que comen y hacen gasto en el buffet, ustedes no me cobrarían más y, sin embargo, por un bebé de 1 mes quieren hacerlo. Juntando 2 camas de 135 entramos perfectamente dos adultos y 3 niños pequeños, en ningún momento les pido nada más, no entiendo su fijación por darme otra habitación más cara si nosotros estamos perfectamente con esta distribución.

Deberían revisar sus políticas de alojamiento, entre otras cosas porque querer cobrar a un niño de 2 años entre 7 y 12€ por desayunar me parece excesivo. Lo único que consiguen es que no nos hospedemos en sus instalaciones y busquemos otros lugares más económicos y con tarifas más acordes a los pequeños de la casa.

Mis hijos comen cada vez más, pero yo hago 5 ó 6 comidas al día, por lo que con un plato me apaño y es por esta razón por la que con dos menús de adulto nos apañamos los 5. En casa comemos un plato, tanto mi marido como mis hijos como yo, con las cantidades adecuadas a cada uno de nosotros, por lo que ninguno estamos acostumbrados a comernos dos platos completos, ni siquiera mi marido. Si yo creyera que mis hijos se quedan con hambre, no se preocupe que les pediría otro plato, pero si creo que compartiendo con ellos el menú tenemos de sobra, no quiero que me miren mal, ni que cuchichen con el otro camarero, ni que me miren por encima del hombro, ni que hagan comentarios fuera de lugar. Ustedes no saben si nosotros hemos ido a comer el aperitivo a algún otro sitio antes de pasar por su local o si nos acabamos de comer un gofre/helado/plátano/teta o lo que nos ha venido en gana o si simplemente no tenemos más hambre y con eso tenemos de sobra, por lo que le pido que ante todo no me juzgue.

Por desgracia, este año hemos tenido la mala suerte de visitar algunos lugares en los que los hosteleros nos han juzgado y nos han mirado con mala cara. De hecho en alguno incluso he visto los codazos y las caras de desaprobación. Eso en algún restaurante donde hemos podido estar, porque incluso en otros no nos hemos ni sentado porque en la propia carta obligaban a consumir medio menú a los niños. Hubo un lugar que nos obligaba a consumir dos medios menús, uno para mi Bichito y otro para mi Pequeñín, de 4 y 2 años respectivamente.

Siento muchísimo si les molesta que les pida otro plato, otro cubierto y otro vaso para mis hijos, pero no pienso pedir comida que sé que se va a quedar en el plato o que se va a tirar sólo porque no me juzguen. No voy a pagar por algo que nos va a sobrar, que no nos vamos a comer, sólo por el hecho de aumentar la cuenta al final de la comida. He visto cómo otras personas les han pedido calentar un puré/biberón y les han traído un plato y una cuchara con una sonrisa y sin ningún gesto de desaprobación en su cara. No comprendo por qué nos diferencian a nosotros.

Quiero que sean conscientes que no volveré a sus establecimientos. Y ahora mis 3 hijos tienen 4, 2 años y 6 meses y nos apañamos con dos menús, pero cumplirán años y el día que salgamos no nos hospedaremos o comeremos en sus instalaciones. En muchas ocasiones y dependiendo del lugar al que vayamos, tenemos que pedir un plato más, así que ese futuro cada día está más cercano. Y a nosotros no nos importa pagar por algo que vamos a comernos, pero pagar por algo que vamos a dejar en el plato y tirar la comida, como que no.

Así que señores hosteleros, les pido RESPETO ante cualquier familia que decida visitarles y NO NOS JUZGUEN, ya no sólo por educación, sino porque además acaba de perder,  no sólo 2 clientes, sino 5 futuros clientes.

Atentamente,
Suu
Madre de familia numerosa

martes, 12 de febrero de 2013

Papá Comensal

Tenía tantas ganas de hacer cosas a partir de la semana 34 que tenía reservado cada día de la semana. No eran esfuerzos, no, se trataba de quedar a desayunar con una amiga, ir a ver a otra y hacer uso del programa Papá Comensal.

Ayer, otra mamá y yo del colegio fuimos al comedor de nuestros hijos para ver cómo funciona todo, que nos explicaran cada detalle, comer lo mismo que nuestros hijos y observar con nuestros propios ojos cómo llevan el comedor del colegio la empresa y los monitores.

He de decir que la alimentación de mis hijos me preocupa, como a todas las mamás, pero mis hijos comen muy bien y yo estaba segura que mi Bichito disfrutaba de ese momento junto a sus compañeros.

El comedor de nuestro colegio da de comer a más de 300 niños cada día. Separando por grupos los niños de Primaria y de Infantil, tienen su espacio distribuido por el comedor y los monitores tienen acceso a cada niño. Cada monitor recoge a su clase haciendo un trenecito y cuando llegan a su asiento ya tienen el primer plato servido. Después les ofrecen de nuevo si quieren repetir y les van pasando un trozo de pan. Luego los monitores sirven el segundo, vuelven a preguntarles si quieren más y a continuación el postre. 

Nos sentaron en una mesa de nuestra altura donde podíamos ver el comedor entero y muy cerca de los de Infantil. No avisamos sobre el día que íbamos, aunque nosotras habíamos decidido ir ayer lunes en el que menú constaba de:
Primer Plato: Judías Pintas con chorizo
Segundo Plato: Bacalao a la romana
Postre: Plátano

Me gustó mucho el ambiente que se respiraba, creía que iba a encontrarme muchísimo más ruido y descontrol. Sin embargo, todos los niños estaban sentados en sus asientos y comían mientras hablaban con los compañeros. La encargada del comedor nos fue explicando todo el proceso: cómo llega la comida al colegio, cómo separan los menús de alérgicos, el protocolo que tienen con ellos, los menús de dieta si los niños no se encuentran bien, etc. Fue contestando todas nuestras dudas, aclarando cada una de nuestras inquietudes y nosotras pudimos comprobar el buen funcionamiento del comedor del colegio. Quedé muy satisfecha, la comida estaba muy buena, la cantidad era óptima, el trato con los niños genial y los niños estaban atendidos en todo momento por los monitores.

Mi Bichito estaba de espaldas, pero podía verla lo mucho que las judías le gustaban. El pescado no es lo suyo, así que me mantuve espectante cuando se lo pusieron. Se lo comió, aunque he de decir que sí que miró más la comida, pero ella fue comiendo su pescado sin que nadie le dijera nada. Ella disfrutó mucho viéndome, de hecho se sorprendió cuando me vio aparecer, porque aunque yo se lo había dicho, no le dije el día en que iría. Pensé que comería peor estando yo y, sin embargo, disfrutó de la comida junto a sus compañeros, habló con su monitora contándola que yo era su mamá y la explicó que mamá tiene un bebé en la barriga. Ella me miraba y me hablaba y yo había cosas que la entendía y otras que no era capaz de escucharla. De pronto vi que la monitora estaba junto a ella agarrándola y me di cuenta que estaba sangrando. A menudo sangra por la nariz, suele ser una vez en semana, pero esta vez mami también estaba. Así que nos fuimos al baño a sonar y a dejar que la sangre saliera. 5 minutos después ella me llevaba de la mano feliz a mi asiento para que yo siguiera comiendo, dado que no había terminado. Un besito a mí, otro a su hermana y de nuevo con sus compañeros para hacer el trenecito de vuelta a su clase y a dormir un ratito.

La experiencia ha sido muy buena, de hecho se lo recomendaría a cualquier padre que tenga esta posibilidad. Aunque cuando vuelve a casa mi hija me cuenta lo que ha hecho en el cole, si ha dormido siesta, qué tal ha comido, es tranquilizador poder comprobar por uno mismo el día a día de nuestros hijos. Hace un par de semanas pude ayudar en el taller de padres y madres para la confección de los disfraces y gracias a ello eché un vistazo a la clase.

Ahora que he vivido ambas experiencias, que he comprado por mí misma un rato esporádico de la vida de mi hija, me siento contenta del ambiente que se respira en su colegio y de lo integrada y feliz que la veo en su día a día. Cuando ella me dice que se lo pasa bien, que la gusta ir al cole y que la comida está muy buena, sé que es así.

¿El cole de vuestros hijos tiene el programa de Papá Comensal? Si es así, ¿habéis hecho uso de él? Si no es así, ¿os gustaría?


Nota: Fui ayer a la matrona y tengo el cuello posterior, con 1-2 centímetros de dilatación, normal en una mujer multípara, pero lo tengo bajo. Me ha recomendado que siga haciendo reposo esta semana. Además me ha aconsejadp Técnicas Metamórficas para dormir mejor y voy luego a un grupo de relajación de embarazadas de un centro de salud cercano. Espero que pueda ayudarme a dormir y descansar, porque aunque hoy he dormido algo mejor, han sido a lo sumo 5 horas en 4 veces, lo cual mejora mucho mis últimas medias.