No puedo más. Lo intento, me repito una y mil veces que me controle, que no le grite, que tenga paciencia. Pero mi paciencia se agota y cada vez más y no es justo para sus hermanas tener una madre enfadada cada mañana.
Pequeñín es, por decirlo de alguna manera, difícil, siempre lo ha sido. Todavía recuerdo su primera rabieta, con 1 año recién cumplido, en el que tuve que inmovilizarle para que no se diera golpes, de como se puso. Aquel día terminé llorando trastornada por lo que había pasado, estaba claro que apuntaba maneras. La rabieta más virulenta de su hermana mayor (Bichito) fue la menor de él.
A medida que ha ido creciendo ha ido aumentando. Sus rabietas últimamente son constantes, liándose a patadas a gritos y a lloros, si no obtiene lo que quiere. Pero lo peor es el día a día. A todo dice que no, desayunamos? NO, nos vestimos? NO, nos vamos? NO, nos quedamos? NO y un largo etcétera, que acaba con la paciencia de cualquiera.
Y yo estoy harta, hasta tal punto que todavía estoy enfadada por la de hoy. Tengo que contenerme muchísimo, porque mi ser está llegando a un momento de rabia en el que me da la sensación que llegará estallar y que no soy capaz de controlar. Estoy cansada de que no quiera desayunar, no quiera vestirse, no quiera comer, empiece a decir "Puaj, qué asco!" cuando no quiere algo, cansada de pedirle que se ponga las zapatillas y que le importe una mierda y comience a jugar con ellas, que le pida que recoja y pase de mí, que le diga lo que sea y que sea justo lo contrario.
Estoy cansada de explicarle las cosas, porque no funciona. Estoy cansada de que el diálogo con él no sirva de nada. Agotada de esperar que esta situación cambie, porque en vez de mejorar, va de mal en peor cada día. Me siento realmente impotente de no conseguir hacer que esta situación cambie, empezar de buenas maneras y terminar gritándole exasperada de los nervios. Y lo peor es que me parece super injusto para el resto de la familia. Sus hermanas tienen una madre enfadada cada mañana porque al niño no le apetece hacer nada más que todo lo contrario y que a cualquier cosa que le pido, su respuesta es un no. Y da igual que me ponga a hacerlo con él o que le ayude, pasa olímpicamente de mí. Además, la forma que tiene de relacionarse con sus hermanas, es muy cansina. A Canija no la deja en paz, avasallándola, molestándola y apretándola todo el rato hasta que la hace daño y ella llora, y ahora le ha dado por gritar a Bichito al oído y pegarle algún puñetazo.
Una vez una coach me dijo que la rabia era un sentimiento que sólo duraba 20 minutos en el cuerpo, en mi caso llevo hoy así desde las 8 y ya son casi las 12. Y lo peor es que los sentimientos que nacen de mí no son positivos, más bien son negativos. Y me siento exhausta de luchar cada día contra él, cuando yo lo que quiero es ir junto a él, ayudarle y apoyarle en el día a día, que crezcamos juntos, pero es que me lo pone realmente difícil.
Con mi marido es igual, sólo que su paciencia ya está muchísimo más consumida y ha llegado a un punto que pedirle de buenas maneras las cosas, no es suficiente.
Pero lo más cojonudo es que si nosotros no estamos, se comporta de manera totalmente distinta. Colabora, ayuda, no grita, no tiene rabietas, acata cada cosa que se pide. Es el mejor niño de la clase, tanto es así que su profesora está alucina. Su monitora de comedor es la misma persona que se queda con mis hijos en verano mientras yo trabajo, pues está flipada de lo distinto que es. Jamás ha tenido que repetirle las cosas dos veces. Y con los familiares y amigos, tres cuartos de lo mismo. Mi madre no puede creer lo que yo le cuento.
Y yo siento rabia, pena, impotencia y un sin fin de sentimientos porque no entiendo y no comprendo por qué narices con nosotros se comporta de esta manera. Por qué la estabilidad familiar depende de él, por qué tengo que estar enfadada cada mañana, por qué al final termino gritando (prometo que lo he intentado, pero soy incapaz de conseguirlo), por qué mis hijas tienen que soportar esta situación continua. Cuando no consigue lo que quiere nos lía una detrás de otra y al final no podemos disfrutar juntos.
Y no se trata de una etapa, no, sino que llevamos mucho tiempo así. Y yo soy positiva, joder que si lo soy, pero hoy me siento perdida y buscando soluciones a esta situación, que no encuentro. No sé qué hacer. Busco alguna manera de conseguir cambiar la forma de relacionarnos y que todo fluya de mejor manera. Hay veces que termino llorando sintiéndome superada por un niño de 3 años que pasado mañana cumple 4. Necesito que esta situación cambie y que no me encuentre luchando con él cada momento del día en el que estamos juntos.
Intento aferrarme a ese niño maravilloso y amoroso que nos quiere con locura, al brillo de sus ojos, a su risa para intentar controlar mi ira, pero ahora mismo tengo unas ganas horribles de llorar. Por más que hablo con él y le explico las cosas, es como si no me escuchara lo más mínimo. Ver que el diálogo no sirve de nada genera un gran sentimiento de impotencia en mí y me niego a darme por vencida, aunque a veces lo piense.
Si se os ocurre alguna manera o algo que pueda utilizar para intentar cambiar esta situación, os lo agradecería. En este momento me siento muy superada, agotada y abatida, como si cada uno de nosotros fuéramos su sparring, el foco donde libera su negatividad.