Port Aventura

3 años seguidos llevamos yendo a Port Aventura y a mis hijos cada año les gusta más. Desde el año pasado ya estaba pensando cuándo volveríamos y cuando consulté el calendario y eché cuentas de que mi Canija tendría poco más de un mes, casi me echo para atrás. Pero me encanta ver disfrutar a mis hijos y allí se lo pasan genial. Este año en vez de ir un par de días queríamos ir alguno más, Port Aventura es bastante grande y los peques iban a divertirse muchísimo.

Lo teníamos todo planificado, llegábamos el sábado, el domingo a la playa, lunes y martes a Port Aventura, miércoles playa y jueves y viernes de nuevo a Port Aventura, peeeeeeeeeeeero el tiempo nos estropeó nuestras cábalas y tuvimos que cambiar el lunes por el miércoles. Port Aventura nos invitó a pasar el martes y el miércoles, el jueves y el viernes corrió por nuestra cuenta y aunque a la entrada tuvimos problemas con las invitaciones, el sol y la ilusión nos auguraba un hermoso día.

En cuanto vislumbró Pequeñín el área de Sésamo Aventura comenzó a gritar ¡¡¡Elmo, Elmo!!! Y mi Bichito ¡¡¡Mami, vamos al espectáculo!!! Así que allá que fuimos, a disfrutar del nuevo espectáculo porque lo han cambiado y ya no es el mismo que yo le cantaba a mis hijos, sino que se han renovado y es uno nuevo. Mis hijos echaron de menos el anterior porque las canciones eran más divertidas y pegadizas e interactuaban con el público, pero seguían mirando a sus personajes favoritos con la boca abierta y sin pestañear.

Sigo sin entender las reestricciones tan estrictas de altura en las atracciones de Sésamo Aventura, un área que se abrió especialmente para los niños. Mi pobre Bichito mide 99cm por lo que puede montar en lo mismo que el año pasado y el anterior, es decir, en los mismos lugares que su hermano, algo poco comprensible viendo las atracciones. Un área dedicada a los más pequeños de la casa debería tener más atracciones sin restricción en altura.

En el área de China también puedes encontrar atracciones para los peques, lo malo es que dos de ellas estaban cerradas. A mis hijos les encanta tanto el área infantil de China como el de Sésamo Aventura y varias fueron las veces que nos pidieron estar un rato corriendo, saltando, subiendo, bajando, escalando, tirándose por los toboganes... Momento que aprovechábamos para tomarnos un café y escaparnos alguno de nosotros a montarnos a alguna atracción. Gracias a que Elo me acompañó para sujetarme a mi Canija pude subirme al Shambala. Yo no me subo a nada que de vueltas porque me mareo, pero las montañas rusas me molan muchísimo. Ésta es espectacular, la verdad. Muy larga y con una bajada inicial de impresión. A mí me dio un ataque de risa y me tiré todo el recorrido riéndome. Mi acompañante y las dos jovencitas que iban delante se rieron muchísimo conmigo, creo que esta vez yo fui la atracción, jajajajaja. Si alguien piensa o ha escuchado alguna vez que con un susto o subiéndose a una atracción o con liberación de adrenalina la leche se corta, ya os digo yo que no, mi Canija mamama al ratito disfrutando de la comida que su mami le generaba.

Lo que menos me gustó fue la comida. Un menú cuesta algo más de 16€, el año pasado costaba poco más de 12€ el mismo menú, me cuesta entender esa subida tan brutal si la comida y la cantidad son la misma. Teníamos intención de probar los selfservices de cada área, pero el de China estaba cerrado. El que más nos gustó con diferencia fue La Cantina, en el área de México, pero la verdad es que la comida no difiere demasiado unos de otros, por lo que creo que deberían variar un poco el menú y hacerlos más atractivos. Lo que sí hay que decir a su favor es que ponen buenas raciones, por lo que con dos menús comíamos los 4.

Han sido unos días estupendos, inolvidables, hemos disfrutado muchísimo, los peques han montando en todo lo que podían, han visto el espectáculo de Sésamo Aventura por lo menos 7 u 8 veces y nosotros hemos podido montarnos en alguna atracción (me habría gustado subirme en el Drangon Khan, tendremos que ir el año que viene...). Los peques lo pasaron fenomenal, aunque el 1 de mayo había demasiada gente, pero se divirtieron mucho en cada sitio que se montaban y cada espectáculo que vieron. Ellos traen de recuerdo sus vivencias y una camiseta de Elmo cada uno y yo haber disfrutado junto a ellos y junto a mi amiga Elo y su familia de unos días maravillosos. Además me regaló una preciosa taza del Shambala para que me acordara de aquel momento y que miro cada mañana mientras desayuno y me acuerdo de lo bien que lo hemos pasado. 

Mi Canija pasó los cuatros días en el fular, durmiendo pegadita a mamá y comiendo cuando ella quería. No sé si habrá ido algún bebé tan pequeñito, pero ella con mes y medio montó junto a toda su familia en La Granja de Elmo, la atracción que más le gusta a Pequeñín.

Estoy segura de que volveremos el año que viene, ahora a ver cómo cuadramos vacaciones para que no haya demasiada gente, que esa es otra...

Y vosotros, ¿habéis ido alguna vez?