El martes de la semana pasada recibí una llamada del
colegio, mi Bichito había perdido la consciencia y habían llamado al Samur, el
cual no tardaría en llegar. Salí pitando mientras llamaba a mi marido y camino
corriendo al coche me di cuenta que no sabía si la había recuperado. Cuando su
respuesta fue un no, el mundo se paró por completo. No recuerdo los siguientes
instantes ni cómo me sentía, una brecha se abrió debajo de mí, pero recuperé la
cordura cuando la voz del otro lado me decía que se estaba despertando y les reconocía
y quería levantarse. Yo echaba números, llevaba más de 5 minutos inconsciente,
por lo que no podía creer que se despertara y se encontrara bien.
Las conversaciones tanto con los educadores, como el ats y
el personal del Samur las recuerdo difusas, pero lo importante es que encontré
a mi hija en la camilla de la ambulación, nerviosa, sin saber por qué se sabía
formado todo aquello, y perfectamente. Lo único que me dijo fue: “Mamá, tenía
sueño y me he dormido”.
Gracias a todo lo que me contaron puedo explicaros cómo pasó
y qué ocurrió:
Eran alrededor de las 13:00, justo después de comer en el
comedor del colegio. Habitualmente, cuando terminan de comer, se relajan en las
mesas. Mi Bichito tenía sueño, así que apoyó los brazos y la cabeza en ellos y
cerró los ojos. Segundos después, la monitora la dijo que se despertase, ella
no se despertó. Los compañeros la gritaron al oído y ella ni se inmutó. La
monitora, no con muchas luces la verdad, levantó la cabeza de mi hija creyendo
que era una broma y quitó la mano, por lo que la cabeza de mi hija golpeó
contra la mesa y no hubo respuesta de ningún tipo por parte de mi hija. La mojaron la cara y
seguía sin responder, así que intentaron llevarla andando a otra sala para que
todos los niños que estaban allí no lo vieran. Mi hija estaba completamente
hipotónica, ninguno de sus músculos ofrecía ninguna resistencia ni hacía ademán de nada.
Intentaron despertarla de nuevo sin conseguirlo por lo que
llamaron al Samur, que les dijo que le dieran en la cara y fueran aumentando la
intensidad, tenían que despertarla como sea. Agua, pellizcos, cachetes, tortazos e
incluso el ats le apretó un punto en el cuello donde se encuentran los ganglios
para producirla dolor, pero mi hija no reaccionaba ante ningún estímulo. Ni
parpadeaba, ni se movía ni hacía ninguna mueca, ni de dolor ni de absolutamente
nada. Llevaba entre 8 y 10 minutos en ese estado, cuando, de pronto abrió los
ojos como si nada y dijo: “Hola??? Me he dormido”.
Y, según palabras de su profesora que lo presenció, estaba
como si se hubiera dormido. En todo momento respiró con normalidad, no cambió
de color, pero no reacció ante ningún estímulo y no hablo de palmaditas en la
cara, hablo de darle tortazos para que despertara y producirla algún daño para
que reaccionara, pestañara o lo que fuera y no lo hizo. Se despertó por sí misma.
La ambulancia nos trasladó al hospital y el hospital al ver
el estado de mi hija, que el test neurólogico no arrojaba ninguna anomalía, el electrocardiograma era normal y que no había
sufrido ninguna crisis, quiso darnos el alta. A mí el Samur me comentó que
debido a que cuando ellos llegaron tenía 37.6, que sus ojos iban de un lado a otro
y de abajo hacia arriba, temían que hubiera convulsionado, pero estaban
desconcertados porque no estaba confusa ni adormecida ni tenía ningún síntoma
posterior.
Hablé con la pediatra y la comuniqué mis miedos, me daba
pánico pensar que mi hija se dormiría y yo no pudiera despertarla y decidieron
que pasáramos la noche allí. A la mañana siguiente los neurólogos decidieron
darle de alta porque creen que estaba dormida y que las pruebas que deben hacerle, no son urgentes. Del hospital me fui al colegio
para saber exactamente qué había ocurrido y hablar con todas las personas que
estuvieron al lado de mi hija. Ninguno cree que estuviera durmienda, fue duro escuchar
que la dieron varios tortazos mientras el Samur le decía que lo hiciera más
fuerte y que había que despertarla como sea y ella no reaccionaba de ninguna forma. El ats estaba muy preocupado y los educadores jamás se habían visto en
una como esa y eso que han despertado cientos de niños, tenido reacciones
alérgicas y problemas de salud graves. Pero como aquello, nada.
Mi hija se encuentra perfectamente, excepto que el viernes
tuvo fiebre y vomitó por dos veces, pero en el hospital me dicen que no tiene
nada ver y que era una gastro.
Yo estoy desconcertada, intento no pensar en ello, aunque he
pasado noches junto a ella en las que cada poco tiempo la empujaba para ver si
estaba consciente. Estoy muerta de miedo por si la vuelve a suceder y si la
sucede, por favor, que esté cerca de alguien que la quiera y la pueda socorrer.
Yo no sé si la pasó algo, si estuvo sin consciencia como todas las personas que
estuvieron junto a ella afirman o si se durmió como creen los neurólogos, pero
necesito saberlo. El viernes tiene el electroencefalograma y espero que nos
ayude a entender qué la ocurrió y si puede volver a pasarle.
Me cuesta creer que se durmiera de esa manera, hasta tal
punto de estar hipotónica y no responder ante ningún estímulo, entre otras
cosas porque jamás he oído algo parecido. Así que os pido que, por favor, si
conocéis un caso parecido me lo contéis o que lo compartáis por las redes
sociales por si alguien tiene un conocido al que le ocurren este tipo de
episodios. Podéis hacerlo aquí o por correo: construyendounafamilia@gmail.com. Os lo agradezco de antemano.
Yo doy gracias porque mi hija se encuentre bien pero
necesito saber qué la ocurrió para poder ayudarla si vuelve a suceder y lo que
es más importante, poder explicar a todo aquel que comparta su vida con ella
cómo debe proceder si pasara de nuevo.
Gracias