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lunes, 14 de julio de 2014

Etapa concluída

Dicen que los hijos unen a la pareja, yo no lo creo, creo que la pareja se forja y hay que cuidarla, con o sin hijos. Y creo también que cuando más hay que cuidarla es cuando se tienen hijos, lo cual a veces es imposible e inviable.

Nosotros hemos llegado a ese punto en el que nuestra familia ha quedado construida, en el que hemos encontrado nuestro equilibrio perfecto, nuestro estado ideal. Y eso se nota en nosotros como pareja, que aunque discutamos de vez en cuando, no estemos de acuerdo el uno con el otro, haya cosas del otro que nos molestan y a veces necesitamos un rato a solas para nosotros mismos, nos queremos más que nunca.

Hemos necesitado incluso años para volver a salir solos, para disfrutar de un momento para nosotros dos, pero, por suerte, lo hemos aprovechado. Hace un par de meses salimos a cenar. Canija dormía fatal por entonces y no pudimos nada más que cenar y volver a casa mientras nuestras bocas se abrían, nuestros ojos se cerraban y todas y cada una de las células de nuestro cuerpo se iban durmiendo mientras nosotros intentábamos mantenernos despiertos. No estuvimos fuera ni dos horas, habiendo dejado a Canija dormida, pero nos sentó bien salir un rato y reírnos juntos.

Este viernes ampliamos un poco más y pasamos casi toda la tarde solos, disfrutando el uno del otro, de hacer las cosas sin prisas, de hablar sin que nadie nos interrumpiera, de estar juntos los dos. La casa estaba vacía, había un silencio inmenso y nos sobraban las manos, pero pudimos entrelazarlas juntos y disfrutar del momento en nuestra soledad conjunta.

Yo me siento así, totalmente unida a él con la relación padre-madre pero también como marido y mujer. La relación de pareja hay que cuidarla porque muchas veces se deteriora y no nos damos cuenta que nos afecta negativamente como personas y eso, nuestros hijos lo sufren. A mí estas horas juntos me han sentado de maravilla, me han desestresado, me han aportado más paciencia y me han recargado las pilas. Tanto es así que he notado cómo repercutía en mi estado de ánimo de forma muy positiva y, por lo tanto, también en mis hijos y ellos lo han notado mucho.

Estaba estresada porque el día a día y el cansancio no me permitían sacarle a nuestro día a día ni unos minutos para disfrutarlos juntos. Últimamente acostaba a Canija y me metía en la cama directa, agotada de la vorágine del día a día y sin tomarme ni siquiera un respiro, no sólo para nosotros, sino también para mí misma. Unas horitas a solas con mi marido me han venido fenomenal y a él también. Aún teniendo tres hijos tenemos la gran suerte de tener una hada a la que dar las gracias y que nos ha permitido este momento a solas.

Conozco varias parejas que se sienten completos como nosotros y que gozan de esa serenidad. Y las siento plenas, el uno con el otro, con sus salidas de tono de vez en cuando, sus cabreos esporádicos, pero que comparten esa complicidad y esa seguridad con el paso de los años, el amor y la confianza, dan a la pareja. Debemos cuidarnos como pareja porque no nos damos cuenta muchas veces de la falta que nos hace y dejamos que el día a día nos vaya consumiendo. Debemos de gozar de buena salud en la pareja y lograr un equilibrio no sólo con nosotros mismos, sino también con la persona con la que hemos decidido formar nuestra familia. Es importantísimo mimar este dúo, aunque nos cueste, aunque nos parezca imposible, porque sólo así conseguiremos la plenitud.

Y vosotros, ¿os sentís así? ¿Conseguís a veces poder arañar momentos para vuestra pareja?